“El Museo del Prado es más importante para España que la República y la Monarquía juntas”, dijo Manuel Azaña, y no solo por el aprecio que tenía al arte, sino porque comprendía que el valor histórico y de identidad que tiene esta institución sobrepasa cualquier ideología. Este año, El Prado cumple sus 200 años, en los cuales ha tenido momentos de esplendor y crecimiento, pero, también, momentos de auténtico peligro. Imaginemos por un momento no poder disfrutar de la obra de Goya, El Greco o Velázquez. Pues, aunque nos resulte difícil en un mundo actual en el que casi sacralizamos estas pinturas, tanto las obras del museo como el propio edificio han pasado por momentos duros en los que sobrevivir fue un auténtico reto.
Los casos de noticias falsas o bulos parecen más propios de la actualidad con las redes sociales, pero lo cierto es que en el siglo XIX los periódicos también podían jugar con ello. Un caso destacado surge en torno al Museo del Prado en el año 1891, momento en el que el edificio estaba prácticamente abandonado. Mariano de Cavia, que trabajaba para “El Liberal”, publicó una noticia sobre un falso incendio en el Museo, titulado “España está de luto. Incendio en el Museo de las Pinturas”, alarmando tanto a las autoridades como al pueblo. No tardaron en llegar curiosos a la zona para observar que, efectivamente, no había ni rastro de un incendio, pero pudieron ver el terrible estado en el que se encontraba. Curiosamente, fue gracias a esta ‘fake new’ que se llevó a cabo la recuperación del Museo. No tardaron en realizarse unas reformas que devolvieran el esplendor y la dignidad que merecía el museo, salvándolo del olvido.
Este febrero de 2019 se cumplieron 80 años del exilio del “Museo del Prado itinerante”
El exilio del Prado a Ginebra hace 80 años
Aunque sea menos conocido, este febrero de 2019 se cumplieron 80 años del exilio del “Museo del Prado itinerante”, es decir, el momento en el que muchas de sus obras más importantes fueron enviadas a Ginebra para que no fueran destruidas en medio del conflicto bélico del momento, la Guerra Civil. Y razones no faltaban, ya que el 16 de noviembre de 1936 cayeron bombas incendiarias dentro del edificio del museo. El primer traslado se produjo a Valencia; posteriormente pasarían a Cataluña, siempre con el Gobierno de Azaña, probablemente, por motivos simbólicos.
El propio traslado supuso una auténtica aventura. Con un país en guerra, trasladar en convoys las obras más importantes a 15 km por hora ya es un logro. Y es que el traslado de una obra de arte debe ser minucioso, algo complicado en medio de un conflicto bélico. Fue sin duda el momento más peligroso para este museo y para la salvaguarda del tesoro artístico en España en general.
Preparación de obras para el traslado / Museo del Prado
El momento decisivo de este viaje de las obras de arte se produjo en la ofensiva franquista en Cataluña, cuando el Gobierno Republicano vio acercarse su fin. Ante un momento tan crítico, se produjeron unas negociaciones con el Comité Internacional para salvar el Tesoro Artístico español, un organismo neutral surgido para evacuar y salvaguardar las obras del patrimonio español durante el conflicto.
Este Comité Internacional fue una iniciativa de artistas y directores de los grandes museos que, más allá del drama humanitario, veían cómo las obras de valor artístico e histórico podían verse dañadas o, simplemente, desaparecer.
No fue fácil, y el Gobierno Republicano presionó para asegurar que ese patrimonio pertenecía, únicamente, al pueblo español, y por tanto, debía volver a España, sin importar quién fuera el vencedor. Debido a estos acuerdos, los cuales no fueron fáciles de realizar, entre bombardeos y negociaciones por ambas partes, fue posible el traslado de las obras en la primera y única vez que “Las Meninas” han salido de España, una auténtica pesadilla para los protagonistas, que tuvieron que realizar la evacuación en camiones mientras la zona era bombardeada.
Un dato curioso es que durante todo ese tiempo el director del Museo del Prado fue el artista Pablo Picasso, aunque, irónicamente, permaneció en el exilio desde el 1936, por lo que se puede considerar su dirección más bien simbólica.
Interior de El Prado durante la Guerra Civil / Museo del Prado
Esta fue la historia del viaje de un tesoro artístico que, afortunadamente, hoy podemos disfrutar. Este Comité Internacional también se ocuparía de conservarlas, además de realizar el inventario correspondiente. Incluso realizaron una exposición en la ciudad, salvándose por poco de la Segunda Guerra Mundial, pues la exposición concluyó unas horas antes del comienzo.
A pesar del drama de este acontecimiento, la historia del exilio del Prado permaneció oculta, incluso, utilizada como contrapropaganda contra la República, afirmando que lo que ocurrió fue un intento de robo por parte del gobierno.
Pero, lo cierto, es que esta pesadilla a la que fueron sometidas las joyas del Museo del Prado nos hace pensar que, si estas obras pudieran hablarnos, nos narrarían historias más allá que las que rodean su propia época y autor.