Un Sandbox es un espacio seguro en el que pueden probarse innovaciones tecnológicas en entornos controlados, pero con población real, antes de ser comercializadas o implantadas masivamente.
La Junta de Gobierno da luz verde a la nueva ordenanza que regulará el Sandbox de Movilidad de Madrid, en el que se testarán innovaciones tecnológicas relacionadas con la movilidad antes de ser comercializadas o implantadas masivamente basado en tres ejes: movilidad, sostenibilidad y urbantech. Begoña Villacís ha señalado que la nueva ordenanza, que ahora pasa a la fase de consulta pública, y esto permitirá el desarrollo de un sandbox donde se podrán probar todo tipo de innovaciones en materia de movilidad como coches autónomos, drones de reparto o soluciones que integren inteligencia artificial, en un marco de completa seguridad para la población y el entorno.
Este sandbox, ubicado en Villaverde, contará con una superficie de 20 km2 y se constituirá como el espacio de pruebas más grande de Europa. El objetivo es atraer empresas y startups de alta tecnología e innovación, junto a organizaciones e instituciones del sector para que pongan a punto sus proyectos relacionados con la movilidad en un entorno controlado y puedan comprobar su viabilidad técnica y obtener información para su futuro desarrollo. Actualmente, a nivel mundial, solo existen dos áreas que reúnan estas características que se encuentran en Singapur y en California (EEUU).
Madrid quiere estar entre las diez primeras ciudades inteligentes del mundo
Será una herramienta encargada de facilitar los trámites y las gestiones de las empresas que quieran sacar sus prototipos a la calle, pudiendo comprobar la viabilidad técnica de sus proyectos y obtener información para su futuro desarrollo. Esto convertirá a Madrid en un punto muy atractivo para empresas de todo el mundo y, a su vez, favorecerá el desarrollo económico del distrito de Villaverde y de toda la ciudad.
A través de este sandbox, se prevé crear entre 3.000 y 5.000 puestos de trabajo, sobre todo tecnológicos y posicionar a la capital entre las diez primeras ciudades inteligentes del mundo, generando una inversión de más de 300 millones de euros por parte de grandes empresas y startups.