Dolor, cansancio y fatiga, trastornos del sueño, hipersensibilidad…son solo algunos de los síntomas a los que se enfrentan, cada día miles de personas en nuestro país, y ni siquiera saben que sufren Fibromialgia. Representan casi el 3% de la población española, una cifra que no debemos ignorar. La asociación AFIBROM lucha, desde hace 20 años, para hacer visible esta enfermedad, que se ha convertido en un problema de salud de primer orden.
Conocemos AFIBROM
Visitamos su sede en Madrid para conocer, de la mano de su presidenta, Luisa Panadero, en qué consiste la fibromialgia, que afecta, en el 90% de los casos, a mujeres. “Hay muchos médicos que no saben en qué consiste la enfermedad, o no nos creen. Con el paso del tiempo, otros sí lo hacen, pero no saben cómo ayudarnos o no tienen recursos. Por eso, al final, recomiendan que vengan aquí”, explica.
AFIBROM trata de paliar algunos síntomas, como el dolor o la fatiga, mediante actividades como el yoga o los masajes terapéuticos. Servicios que la propia sede proporciona a sus asociados. “Son ayudas temporales para aliviar el dolor y la tensión, pero son parches para mejorar el día a día. No son remedios permanentes”, indica una de las masajistas de la asociación.
Nuestra enfermedad genera mucha incomprensión. En algunas ocasiones, y por desconocimiento, no nos creen, y nos sentimos discriminadas, ya sea por la pareja, en el trabajo, o por los propios médicos
Duele, y discrimina
A la sede acuden personas de todo tipo de perfiles, incluyendo a hombres afectados por la enfermedad, aunque, según nos explican, “el porcentaje es mucho menor”. Una de las grandes dificultades a las que se enfrentan diariamente quienes la padecen es la soledad y la incomprensión. Luisa nos cuenta la verdad sobre una enfermedad en la que, en numerosas ocasiones, “no son los síntomas lo que más duele”. “Nuestra enfermedad genera mucha incomprensión. En algunas ocasiones, y por desconocimiento, no nos creen, y nos sentimos discriminadas, ya sea por la pareja, en el trabajo, o por los propios médicos”. Para la presidenta de AFIBROM, la clave es la investigación. Algo que, a su juicio, “no interesa porque afecta, sobre todo, a las mujeres”. Además, nos plantea una incógnita: ¿Qué pasaría si esta enfermedad afectase más a los hombres? Su respuesta es contundente; “la situación se habría resuelto hace muchos años. La Fibromialgia es una enfermedad de género”, concluye.
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