Diez años consecutivos llevan los de Simeone en la máxima competición europea. Ayer, en su estreno europeo esta temporada, el Atlético de Madrid logró los tres puntos derrotando al Oporto por 2-1.
Antes del partido, Paolo Futre que hace unas semanas tuvo un serio problema cardiaco, recibió un bonito homenaje por parte de las dos aficiones que le idolatraron hace treinta años. Sin embargo, el gran Futre tuvo que sufrir más de la cuenta tras el agónico triunfo de ayer.
Una victoria de esas que saben muy bien por cómo se consiguen, que sin embargo, no borra las dudas que por momentos crea el conjunto rojiblanco en su juego.
Griezmann, a pesar de no jugar más de media hora los últimos partidos, volvió a ver puerta siendo providencial
Oblak que pudo ser de la partida, tuvo más trabajo de lo esperado en una competida primera mitad, en la que solo un disparo de Koke a la media hora fue lo más destacable de los de Simeone.
La segunda mitad fue bien distinta. En el 49 a Koke le anulaban un buen gol por fuera de juego previo de De Paul, y después Oblak se convirtió en uno de los héroes del encuentro con varios manos salvadoras.
Los últimos instantes fueron de infarto. Mario Hermoso con algo de suerte adelantaba al Atleti en el 91, pero el propio jugador madrileño pasó de héroe a villano cuando tocaba con la mano el balón en un intento de despeje en el 94 con el Oporto buscando el empate. Penalti.
A pesar de las protestas, el árbitro decretaba la pena máxima y Uribe desde los once metros ponía las tablas en el minuto 95, a pesar del intento de Oblak que llegó a tocar el cuero.
Cuando ya ambos equipos daban por bueno el empate, en el último suspiro, al décimo minuto de tiempo añadido, Antoine Griezmann que había vuelto a salir desde el banquillo, remataba con la testa al segundo palo un balón peinado por Witsel a la salida de un córner.
El Metropolitano fue una locura con el gol de "el Principito". 2-1 y un final de infarto en un partido, todo hay que decirlo, mejorable de los del Cholo.