Humilde. Tremendamente humilde. Cualquier afortunado que haya podido compartir un momento con él, por breve que sea, elegiría ese adjetivo, casi con total seguridad, para describirle. Ara Malikian es el violinista internacional por excelencia, con legiones de admiradores, que ha conquistado escenarios a lo ancho y alto del globo terráqueo con, cada vez, más aplausos, más reconocimiento. Más. Siempre más. Y, pese a eso, solo asegura “hacer cada día lo que me gusta, que a veces funciona y, a veces, no”.
Hablamos con el artista sobre el lanzamiento de su nuevo trabajo, ‘Royal Garage’, que se lanza hoy, 17 de mayo, en todas las plataformas y que se presenta mañana, 18 de mayo, a las 19:30 horas, en la Plaza de Callao de Madrid, en un concierto con un formato inédito hasta ahora: en retransmisión 360º.
‘Royal Garage’
Sus ojos miran al mundo de una forma que, probablemente, ninguno de los que leemos (y escribimos) estas líneas podríamos. Huyó de la guerra del Líbano, con 15 años, para forjarse un futuro anclado a la madera de su violín, y llegó a Alemania. Así. Solo. Con el único abrigo de su fe, porque “lo que verdaderamente hay que aprender es a amar lo que haces”. También tuvo que luchar contra sus fantasmas. “Sin el control de un adulto, siempre te atraen las cosas más oscuras”. De nuevo, su talento le salvó. “Siempre he vuelto a la luz gracias a la música y a que sabía que lo que verdaderamente tenía que hacer era tocar”.
Soy afortunado porque estoy en escenarios donde viene mucha gente, pero, si esas personas dejaran de venir a verme, seguiría tocando, aunque fuese para tres o cuatro
Ara Malikian comenzó a hacer música en medio del dolor. Los acordes de su violín fueron los que le llevaron a pensar que había una salida a tanto horror. “Cuando empecé a tocar vi cómo la música era capaz de hacer feliz a la gente que estaba tan deprimida, triste y preocupada por la guerra y los bombardeos”. Su salvavidas se convirtió en su pasión, y el nombre de este trabajo honra a esos duros momentos en los que las melodías le hacían olvidar la realidad. “Empecé en un garaje, en los años 70; nos protegíamos de las bombas”, cuenta. “Después, se unieron otros, y, de repente, hicimos una fiesta en medio de la tragedia”. Es por eso que ‘Royal Garage’ es, quizá, uno de sus proyectos más especiales. “Lo que hago ahora es lo que hacía en ese garaje, que para mí era maravilloso; enviar el mensaje de ser feliz y de repartir alegría”.
Sinergias
Por si su contenido emocional no fuese suficiente, ‘Royal Garage’ cuenta, además, con relevantes colaboraciones. Nombres como el de Andrés Calamaro, Enrique Bunbury, Franco Battiato, Serj Tankian y Kase O. aparecen en alguno de los tracks de un disco en el que Ara se ha lanzado, por primera vez, a cantar. “No estaba previsto”, asegura, “pero lo disfruté de un modo preocupante”. Se ríe, advirtiendo. “Espero no cantar en el próximo, pero, si el cuerpo lo pide, hay que hacerlo”.
De los artistas que ponen voz a su violín, cuenta que “con cada uno, fue una situación diferente”. “Ellos”, prosigue, “siempre me habían llamado para hacer alguna colaboración en sus discos, así que pensé que, esta vez, iba a hacerlo al revés”. Lo que comparte con todos, eso sí, es la experiencia. “Lo han puesto muy fácil y ha sido muy emocionante”.
“El trabajo” es el único ‘secreto’ que considera que se esconde tras el éxito, aunque no sabe si él lo ha conseguido. “Yo, simplemente, disfruto de lo que hago”. Reconoce, por supuesto, “ser afortunado porque estoy en escenarios donde viene mucha gente”, pero, recalca, “si esas personas dejaran de venir a verme, seguiría tocando, aunque fuese para tres o cuatro personas”. Tiene claro que “la meta no es ser famoso, porque es algo que no es real”. “Primero, tienes que encontrar tu arte y tu personalidad, y si la fama viene, bien”, pero es secundario. “Aunque no venga, si tú amas de lo que haces, ya tendrás una vida feliz”.