Este proyecto se orienta a tres tipos de afectados: personas que precisan de apoyo tras el alta hospitalaria por un proceso agudo para continuar con el proceso de rehabilitación; personas con procesos neurológicos degenerativos que necesitan un apoyo externo para mantener o retrasar la pérdida de capacidades y conservar la mayor autonomía posible; y personas que requieren de un mayor cuidado y atención profesional en el proceso y evolución de su patología.

 

 

 

 

 

Este proyecto no solo está orientado a la persona paciente, sino también a sus familiares. “Cuando hay un accidente neurológico o un proceso avanzado de deterioro cognitivo, surgen procesos de estrés, ansiedad o depresión tanto en quien lo sufre como en quien cuida de esa persona. Por eso trabajamos con nuestros residentes para mejorar su situación psicológica y ofrecemos apoyo y orientación para la familia, de manera que pueda comprender y actuar correctamente”, asevera la directora del centro, Sofía García.