Simbolizan el presente y futuro del boxeo madrileño. Diez años las separan, pero el ring ha conseguido unirlas. Almudena Álvarez no necesita presentación. Una luchadora incansable que hace justo un año se alzaba con el Campeonato de España de boxeo. Paula no recuerda la cantidad de deportes que ha practicado a lo largo de su vida. Ahora, los guantes han conseguido engancharla hasta tal punto que se enfrenta a su primer campeonato nacional.
Justo antes de viajar a Córdoba, ciudad en la que se celebra la 90 edición del Campeonato de España de Boxeo de Élite Masculino y Femenino, han pasado por los estudios de Soyde para contarnos cómo están viviendo estas horas previas al torneo.
Hambre de victoria
Almudena, con un mayor grado de experiencia en estas competiciones, lo prepara sin presión. Descansando, controlando el peso y pensando en quiénes serán sus rivales. Paula, novata en los nacionales, lo está pasando peor: “estoy pasando hambre para evitar no llegar en peso”. Sin embargo, su condición física hace prever que pasará la prueba sin problema.
Los nervios son lógicos. En Córdoba se enfrentarán a las mejores boxeadoras de toda España. Paula, que actualmente entrena en Aluche, tiene clara la estrategia: “acabo de arrancar en este mundo, llevo dos peleas… así que a aprender de ellas, de mis compañeras, de mi entrenador y a disfrutar y pasarlo bien”.
Compitiendo no se puede vivir del boxeo. Aquí en España es impensable
Paso a profesional
Almudena, por su parte, tiene claro que, tras el verano, quiere arrancar su etapa como profesional en el mundo del boxeo. “Por cuestiones de edad y porque me quiero probar”, nos cuenta, exigiendo la igualdad con los hombres en el tema del casco. Las chicas seguirán usándolo mientras que, los hombres, ya no tendrán que llevarlo en los combates.
Una igualdad que se pierde, también, en las características de los boxeadores. “Las chicas somos más constantes que los chicos. Los chicos hacen tres peleas y desaparecen. Las chicas nos mantenemos”, afirma Almudena.
A pesar de ello, el casco las ha servido, en muchas ocasiones, para evitar las malas caras en casa, donde, la mayor preocupación de los padres se centra en la nariz. Aunque los padres de Paula ya estaban acostumbrados a los deportes de contacto, ya que su hija practicaba defensa personal antes de lanzarse al boxeo.
De la pista al ring
La historia de Almudena es diferente. Encontró el boxeo de la manera más inesperada. “Jugando al fútbol sala, me rompí las dos muñecas y pensé, ¿cómo puedo fortalecer las muñecas? Dije: el boxeo”. La cara de Paula, enfermera de profesión, cambia al escucharla, aunque ambas acaban riéndose, sabedoras de que Almudena es así.
Un boxeo que saben que no las sacará de pobres: “compitiendo no se puede vivir del boxeo. Aquí en España es impensable”, nos dicen ambas boxeadoras, que viajan a Córdoba con la intención de conquistar el boxeo nacional.