“Se constituye la república catalana, como Estado independiente y soberano”. Han pasado casi 5 meses desde que Carles Puigdemont alzara la bandera del independentismo y enarbolara la rebelión contra el “Estado opresor español”, dando rienda suelta a los deseos de miles de catalanes que veían cumplido su sueño: una Cataluña independiente. El frenesí y la alegría desbocada de aquellos catalanes pronto quedaría reducido a un mero espejismo. El todavía presidente de la Generalitat dejaría pocos segundos después “en suspenso” la proclamación del estado catalán.
Hoy, el cuento es muy distinto. Con medio Parlament hablando de exilio desde Suiza (la distancia siempre te da otra perspectiva, léase con ironía) y sin un candidato claro que represente el movimiento, Carles Puigdemont ha sido detenido en Alemania cuando trataba de regresar a Bélgica. El país germano ha comunicado oficialmente la detención del expresidente que se ha producido a las 11:20h de la mañana. Ahora, la Fiscalía española trabaja para que sea Alemania la que inicie el proceso de extradición del Puigdmeont: la normativa alemana castiga con hasta la cadena perpetua el atentar contra el orden constitucional alemán.
Un espaldarazo para el juez instructor del caso que no las tenía todas consigo de que Bélgica fuera a transigir con entregar al máximo mandatario de la Generalitat acusado de rebelión. La detención en tierras alemanas podría facilitar la entrega de Puigdemont a nuestro país.
Carles Puigdemont ha sido detenido en Alemania esta mañana cuando trataba de regresar a Bélgica
Todo un espectáculo
Tras el intento de pseudoreferendum, son muchos los medios que hemos hablado de Carles Puigdemont, de su séquito de incondicionales con condiciones y el espectáculo que ha tenido como escenario el Parlament. Mientras hemos hablado d ela nueva vida e incluso del nuevo corte de pelo de Anna Gabriel, líder de la CUP, ahora residente en Suiza, hemos dejado de hablar de la situación real de Cataluña. ¿Quién ha hablado de la maltrecha situación económica de Cataluña?, ¿de la deuda? ¿de la cobertura mediática? ,¿de su sistema educativo?... Para los más escépticos no es difícil pensar que se ha tratado de una maniobra de distracción que ha apartado del foco mediático otras cuestiones que son trascendentales.
Más allá de las ideologías, todos deberíamos respetar la disparidad de criterios e intentar conciliar posturas pero, siempre, sin insultar a nuestra inteligencia y jugar con las ilusiones de quienes pelean por aquello en lo que creen, estemos más o menos de acuerdo.