“Indiscutible”. Así lo describe. Rayden lanza ‘Sinónimo’ (2019), y nos parece elocuente -ironía- preguntarle cómo definiría, con un sinónimo, este nuevo trabajo. Y no titubea -nada- al elegirlo, “porque es una energía tan pura que te puede atravesar o la puedes esquivar, pero no la puedes discutir”. Aprovechando nuestro encuentro en los estudios de Warner Music Spain, intentamos exprimir al máximo lo que podamos del artista, y qué fácil nos lo pone.
El ‘don’ que tiene para expresar la profundidad de un sentimiento no se desprende de él ni en una coloquial charla como la nuestra. Un poeta lo es siempre. Y hasta describiendo lo más sencillo nos hace ver porqué se ha convertido, tras casi veinte años de incansable trabajo, en una de las principales voces urbanas de nuestro país.
‘Sinónimo’ forma parte de una trilogía que comenzó con ‘Antónimo’ (2017) y que finalizará, previsiblemente a finales de 2020 o principios de 2021, con ‘Homónimo’. Un trabajo en el que Rayden confiesa haber sentido que se estaba “vaciando de una forma descomunal”. “Es que no me he quedado en carne viva, me he quedado en pellejo”, especialmente en “tiempos donde todo es tan superfluo, postura y artificio”.
Rayden, durante nuestra entrevista en Warner Music Spain / Imagen: redacción
“Momento prolífico”
Dos décadas de trayectoria es todo un viaje, y hablando de viajes coincidimos en que no es tan importante el destino como con quién se comparte el camino. Por eso, los compañeros que ha elegido Rayden para dar color a este ‘Sinónimo’ (Bely Basarte, Iván Ferreiro, Andrés Suárez, Pablo López y Rufus T. Firefly) no han sido “por tirar de fondo de armario, ni por maquillar el track list”, sino porque “eran las mejores puntas de lanza que podían llevar las canciones adónde quería”. Cuando empezó a plantear las temáticas del álbum, “me di cuenta de que, por mí mismo, no podía hacer un tema redondo”, y pedir ayuda es más de valientes -siempre- que de cobardes. “Suerte que todos dijeron que sí”, sonríe.
'Caza de pañuelos' es un tema que compuse desde un punto de hastío, de asco y de ponzoña, pero yo no tengo que ser el hombre salvador. No pasa nada por estar en la segunda fila, no se cae el mundo
Rayden se encuentra “en un momento muy prolífico”. Asegura haber dado a luz al “mejor disco, de largo”, pero también al “mejor libro”, porque el 19 de marzo podremos tener en nuestras manos ‘El mundo es un gato jugando con Australia’, publicación que cierra una trilogía, esta vez literaria, que comenzó con ‘Herido diario’.
¿Por qué un gato?, le cuestionamos, y nos disipa elegantemente las dudas. “Hay veces que la vida llama a tu puerta, incluso con muchísima fuerza, y luego no pasa. Como hacen los gatos. Van a lo suyo”.
Un momento prolífico que, de momento, se mantiene más allá de la creación porque, volviendo al plano musical, ‘Sinónimo’ ha roto hasta sus propios esquemas. Sin caer “en el falso humilde o en el meacolonias, porque yo sabía que este disco iba a gustar mucho”, sí reconoce haberse sorprendido ante un éxito tan indiscutible (volvemos al término inicial, ¿casualidad?). Y lo cierto es que las redes sociales -el nuevo medidor de triunfos- así lo avalan.
Principios: “vivir y morir con ellos”
Quien no levanta amor u odio pasa de puntillas por la vida, y Rayden también tiene un ‘pero’ en este ‘Sinónimo’. Para él (y parte de su público), el talón de Aquiles de este disco ha sido ‘Caza de pañuelos’, un tema que compuso “desde un punto de hastío, de asco y de ponzoña”, pero que, si pudiese volver a atrás, habría expresado de otra forma. “Yo no tengo que ser el hombre salvador”, dice, y al final se ha convertido “en un himno feminista que está cantado por un hombre”. Para saldar las cuentas consigo mismo, además de ser “la primera canción que me cargue en la siguiente gira”, hará una nueva versión “con algunas de las voces femeninas que más me gustan de la música en España” para que “esa canción sea la que destrone a esta”. “No pasa nada por estar en la segunda fila, no se cae el mundo”.
Sus principios están por encima de cualquier cheque, “quiero vivir y morir con ellos”, y es algo que ha demostrado, por ejemplo, rechazando actuaciones que, hablando de ventas, ‘le convenían’. Pero recalca que “no todo el mundo tiene que tener esta voz activa, que cada uno haga lo que quiera”. Eso sí, no soporta la indiferencia. “Hay artistas que se mantienen impasibles, enmudecidos, sin opinión ni sentido crítico, que parece que viven en una Atalaya”, prosigue, “así cómo quieres que me emocione con tu música, si no veo ningún tipo de emoción en ti. Aunque sea asco, aunque sea aburrimiento”. Aboga por “no caer en lo panfletario”, pero la vida es mojarse. “Si tienes algo que decir, dilo”.
Cuando termine esta trilogía musical, desconoce qué será de él. “Nunca he sabido ver más allá de ‘Homónimo’”, dice, dejándonos el misterio metido en el cuerpo. Lo que sí sabe es que habrá un fin de gira espectacular, como la ocasión merece, “en el Wizink Center, con todos los invitados”. Después, lo que venga, pero mantenemos la calma porque, parafraseando a ‘Lo segundo, el talento’, track14 de ‘Sinónimo’, “el fin no es el final”.