Con estos valores de base, descubrieron que los niños de hogares con perro tenían un 23% menos, que los otros niños, de probabilidades de tener dificultades generales con sus emociones e interacciones sociales. Además, el estudio demuestra que los niños con perros tenían un 30% menos de probabilidades de tener comportamientos asociales, un 40% menos de problemas para interactuar con otros niños y un 34% más de tener comportamientos positivos. En este último caso, se inscribe la acción de compartir. 

El autor correspondiente del estudio y profesor asociado, Hayley Christian, señaló que: “Si bien esperábamos que la propiedad del perro proporcionaría algunos beneficios para el bienestar de los niños pequeños, nos sorprendió que la mera presencia de un perro de la familia se asociara con muchos comportamientos y emociones positivas”. 

El estudio ha revelado que los niños que pasean con su familia al perro al menos una vez por semana tenían un 36% menos de probabilidades de tener un desarrollo social y emocional deficiente al contrario que los que no lo hacían. Además, los niños que juegan con su perro tres o más veces por semana tienen un 74% más de probabilidades de ser más considerados en sus modales.  

Como apunta Hayley Christian, “Nuestros hallazgos indican que la propiedad del perro puede beneficiar el desarrollo y el bienestar de los niños y especulamos que esto podría atribuirse al vínculo entre los niños y sus perros. Los vínculos más fuertes entre los niños y sus mascotas pueden reflejarse en la cantidad de tiempo dedicado a jugar y caminar juntos y esto puede promover el desarrollo social y emocional”. Para este último punto, se han recopilado datos de 2015-2018 del estudio Play Spaces and Environments for Children’s Physical Activity (PLAYCE). 

Aunque los investigadores no han podido determinar el mecanismo exacto que pueda beneficiar el desarrollo social y emocional en niños pequeños, ni establecer la causa y el efecto por la naturaleza observacional del estudio, señalan que se debe seguir investigando para evaluar la potencial influencias de las mascotas o de los niños a sus animales en el desarrollo infantil.