Después de que este grupo poblacional fuese acusado de transmitir el coronavirus mucho más que lo adultos -sin datos que lo demostraran-, diversos estudios indican ahora lo contrario, de hecho, el reciente estudio del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona sobre los campamentos infantiles de verano ha demostrado que los niños transmiten el coronavirus seis veces menos que los adultos.
El Hospital Sant Joan de Déu ha llevado a cabo durante cinco semanas un estudio de investigación en 22 casales de verano del área de Barcelona recogiendo de forma sistemática muestras de 1.905 participantes que han desarrollado sus actividades en un entorno de convivencia similar al de una escuela.
También se han estudiado otros grupos de convivencia de otros campamentos donde uno de los niños o el monitor habían sido diagnosticados de COVID-19, llegando a más de 2.000 participantes en el estudio.
Se trata de uno de los estudios más amplios realizados a nivel internacional. Como indica la universidad desde su blog, durante las cinco semanas se identificaron un total de 39 casos (30 niños y 9 monitores). De estos, los 30 casos pediátricos han tenido contacto con 253 niños y niñas (pertenecientes a sus grupos estables de convivencia), y solo 12 de ellos se contagiaron (4,7%), lo que representa un número básico de reproducción local (R0) del 0,3. Esta tasa es casi seis veces más baja que la que presentaba la población general (1,7 a 2) en el momento de hacerse el estudio en las áreas donde estaban ubicados los campus de verano.
“Los niños tienen la capacidad de infectarse, ahora hemos visto que tienen la capacidad de transmitir, pero si hacemos las cosas con una serie de estrategias probablemente la trascendencia de la apertura de las escuelas puede ser poca y las podremos abrir de forma segura y con unas tasas de infección y de transmisión lo más bajas posible”, ha afirmado la doctora Iolanda Jordan, una de las autoras del estudio.
Los grupos “burbuja” son eficientes para evitar la transmisión
"La distribución de niños y niñas en grupos 'burbuja', tal como se ha hecho en los casales de verano, se ha mostrado eficaz para contener la transmisión de la infección, para facilitar la trazabilidad de los contactos y para permitir la cuarentena selectiva", apunta la investigadora principal del estudio, Iolanda Jordan, y añade: "esto no excluye que un sistema con grupos más grandes no pueda funcionar correctamente".
Igualmente, destaca que el hecho de lavarse las manos de forma protocolizada cinco o más veces al día se ha asociado a una disminución en la transmisión de enfermedad.
Finalmente, los investigadores añaden que los resultados provienen de pruebas PCR, pero que aún están pendientes de los test serológicos que podrían provocar alguna variación. También se ha realizado un seguimiento clínico a los contactos para detectar posibles falsos negativos.
Además, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las actividades de los campus de verano se han hecho al aire libre y con grupos pequeños, de forma que los resultados no son directamente extrapolables a otras condiciones como la vuelta al cole.