Comenzaba en Arabia Saudí, una nueva edición de la, tan criticada, Supercopa de España. Madrid y Valencia se citaban en tierras saudíes, para intentar salir de la crisis de juego que atravesaban ambos. El conjunto de Ancelotti, venía de sufrir la primera derrota de 2023 en Villarreal, con un juego más que pobre en los últimos partidos. Los chés, venían de dos derrotas seguidas en Liga.
La Supercopa de España, es ese torneo en el que Barcelona y Madrid, tienen mucho que perder, y que si ganan, no será recordado históricamente, y eso tiene mucho peligro.
Es cierto que el Madrid arrancó bien, probándolo desde fuera con Valverde, pero rápidamente contestó el Valencia con un buen cabezazo de Cavani. A partir de ahí el partido se volvió una monotonía de pases al pie de un Madrid muy parado, y sin iniciativa, no mejoraba la versión madridista.
Prácticamente, fruto del primer desmarque del partido, llegaba el primer tanto. Benzema tiraba el desmarque en profundidad, y tras un balonazo de Militao, de una manera muy tonta, Cömert, derribaba claramente al francés dentro del área. Penalti, que el mismo protagonista, acabaría transformando en gol, se adelantaba el Real Madrid. Y sin nada más que añadir, llegábamos al descanso.
El Real Madrid ofreció una imagen muy pobre, y lo peor para el aficionado, sin ganas.
Después de lo visto en la primera parte, con 0 emoción, la segunda solo podía ir a mejor. Pero el Madrid, se complicó el encuentro muy rápido, exactamente, a los 32 segundos de segundo tiempo. Lato ponía un centro lateral (más bien desde su casa), y la caraja de la defensa del Madrid fue para enmarcar, Lino le comía la tostada tanto a Militao y a Lucas, y ponía el empate en el marcador. No nos engañemos, en esos 32 segundos, hubo más fútbol que en el resto de segunda parte.
La monotonía y el aburrimiento se apoderaban, poco a poco, del verde Saudí. El Madrid, estaba ofreciendo una versión muy pobre, sin ganas, y se jugaba a lo que quería el equipo de Gattuso. Ni la entrada de Asensio, Modrić, Carvajal o Mendy, dieron frescura a un equipo apático, en el que solo se salvaban Kroos, Courtois y un ratito de Valverde (salvaremos también a Nacho, siempre cumple).
Casi como si comenzasen a ver las orejas al lobo, el Madrid comenzó a "espabilar", pero claro, era el 87 de partido, y llevábamos desde el 51, sin ver al Madrid por área rival. Aún con todo esto, Vinicius tuvo la ocasión del partido en el 5 de descuento. Mano a mano del brasileño, que la pego al muñeco, recordando al Vini de antaño.
Y con el 1-1 llegábamos a la prórroga, con la mínima expectación de que la cosa mejorase. Y lo peor (o lo mejor), es que parecía que sí. El tiempo extra comenzaba con un paradón de Mamardashvili (el mejor del partido junto a Courtois), a un muy buen tiro de Vinicius. El Valencia contestaba con dos ocasiones muy claras, pero Thibaut encendía el modo muro. Corría el minuto 110.
Un oasis en medio del desierto, porque a partir de ahí, el partido volvió a ser un seco polvorón en pleno agosto, incluso peor, el Valencia quitó a Almeida, el único que aportaba algo de juego. Como he dicho, el resto de la prórroga fue igual, y así llegamos a los penaltis. Courtois, fue el héroe el Madrid, parando el último penalti a Gayá, y con el fallo previo de Cömert (vaya partidito, penalti cometido y penalti fallado), el Real Madrid se metió en la final.
La primera semifinal de esta Supercopa, fue más bien un amistoso en pleno julio... un amistoso de prebenjamines. El Real Madrid ofreció una imagen muy pobre, y lo peor para el aficionado, sin ganas. Del conjunto de Ancelotti, que no pasa por un buen momento, tan solo se salvaron Courtois, Kroos, Nacho y Valverde. El Valencia de Gattuso, firma la sentencia de lo que se ha convertido, un equipo mediocre, que, con un partido meritorio, no es capaz de ganar a un Madrid inexistente.