El Área de Medio Amiente y Movilidad comenzó el pasado 21 de marzo con las obras de recuperación y rehabilitación del histórico Estanque de las Campanillas, también conocido como Estanque Ochavado. Ubicado en el parque de El Retiro, se encentra al noroeste del Parterre, por el que se accede mediante la Puerta de Felipe IV, frente al Casón del Buen Retiro.
Las obras incluyen la actuación sobre el vaso del estanque, así como en su muro perimetral, corrigiendo las deficiencias estructurales que se han visto agravadas no solo por el paso del tiempo, sino como consecuencia de la borrasca Filomena. También se coserán las grietas del vaso y se realizarán trabajos de limpieza. Las labores de rehabilitación tienen una duración aproximada de tres meses y están dentro del Contrato Integral de Mantenimiento y Conservación de Parques Singulares e Históricos.
La fuente fue construida a principios de la década de 1630 en el jardín Ochavado, complemento del Palacio de El Retiro. Desde entonces ha sufrido diversas transformaciones que afectan, por un lado, a la profundidad de la fuente, actualmente reducida y, por otro, al elemento decorativo de su parte central que estaba poblado de aves acuáticas, gansos, patos y cisnes y contaba con un puente o pasarela con el que se accedía a la isleta central
Este espacio fue construido en la década de 1630 en el jardín Ochavado, complemento del Palacio de El Retiro. El elemento central fue deteriorándose con el tiempo y tuvo que ser totalmente reconstruido durante el reinado de Isabel II, con un estilo muy diferente a su predecesora. En este periodo, se llevó a cabo una reforma en la torre del centro del estanque, sustituida por un templete chinesco del que colgaban una serie de campanillas que emitían sonidos en función de la acción del viento. De ahí su nombre como Fuente o Estanque de las Campanillas.
El diseño del templete chinesco se debe al arquitecto Isidro González Velázquez, que en aquel momento se hacía cargo de los ‘caprichos’ que poblaron el Reservado. Fue destruido en 1886. El estanque, tal y como se conoce a día de hoy, se debe a una reforma realizada en el siglo XX, cuando se incorpora la gruta de rocalla actual. Desde entonces, ha sufrido mínimas transformaciones como la instalación de una depuradora en los años 80, el pintado del interior del vaso en distintos colores y sucesivos tratamientos de impermeabilización.