Irene Guerrero
@Irenegmayo
Budapest es una de esas joyas aún por descubrir. Conocida como “La perla del Danubio”, su imponente arquitectura y la amabilidad de sus gentes hacen de la capital húngara uno de los rincones con más encanto de Europa. Imponentes edificios como el Parlamento o el Puente de las Cadenas se extienden a lo largo del río, creando una panorámica excepcional de la ciudad. Un viaje para el recuerdo al que contribuirán sus míticos balnearios y artesanales pastelerías.
Tradición y vanguardia
El Danubio separa la tradición que encarna Buda y la vanguardia del distrito financiero de Pest. Comenzaremos nuestra aventura atravesando el Puente de las Cadenas, custodiado por dos leones, que se han convertido en una de las señas de identidad de la ciudad. Al final del puente encontramos un funicular que nos subirá a la cima de Buda donde encontraremos el que fuera el Palacio Real de la Monarquía húngara (Castillo de Buda).
Actualmente el castillo alberga una biblioteca, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest. Además de las impresionantes vistas, el distrito más antiguo de Budapest lo completan el Bastión de los Pescadores y la Iglesia de Matías, coronada con un llamativo mosaico de colores.
Descubriendo “Pest”
Si volvemos sobre nuestros pasos, llegamos a Pest. Aunque sea considerado el corazón económico y comercial de la ciudad, las distintas construcciones nos dan toda una lección de historia. Es el caso de la Sinagoga Judía, la segunda más grande del mundo, solo por detrás de la de Jerusalén o el Mercado Central de Budapest, inaugurado en el siglo XIX.
Tampoco podemos perder la ocasión de visitar la ópera de Budapest, que poco tiene que envidiar a su homóloga austriaca. Podremos disfrutar, a un precio muy asequible, de una renombrada ópera o ballet. Aunque si hay una visita obligada esa es la del Parlamento de Budapest. Es el tercero más grande del mundo, después del de Rumanía y Argentina. Sus imponentes y majestuosas estancias harán del recorrido uno de los mejores recuerdos de nuestro viaje.
Sin renunciar a la diversión
Puede pensarse que con tanta visita y museo, el viaje puede hacerse un poco denso. Pero no os preocupéis, las múltiples pastelerías y balnearios nos ofrecen el descanso que todo buen viaje merece.
Uno de los mejores ejemplos es el Balneario Széchenyi, uno de los recintos termales más grandes de Europa. Un título que se ha ganado gracias a sus 15 piscinas, tres de las cuales se encuentran al aire libre. Tranquilos, el frío no es un impedimento, puesto que la temperatura del agua está a 37 grados centígrados. También consigue captar nuestra atención que veteranos lugareños jueguen al ajedrez dentro del agua. Si confiamos en nuestras habilidades en este arte, podremos retarlos aunque, os advertimos, son muy buenos.
Además de ser muy diestros en el ajedrez, los húngaros tiene otra pasión: el dulce. Budapest cuenta con algunas de las mejores pastelerías y cafeterías de Europa. Si me permiten la licencia, me quedo con la Pastelería Gerbeaud. Todo un lujo poder disfrutar de sus tartas.
¿Dónde comer?
No debemos perder ocasión de probar el conocido paprika en los distintos restaurantes húngaros donde podemos comer a un muy buen precio. Para presupuestos un poco más holgados, podemos disfrutar de una cena en el barco anclado en el Danubio “Spoon Café & Lounge”. Podremos degustar un insuperable plato de pato mientras contemplamos un iluminado Castillo de Buda a través de los grandes ventanales con los que cuenta. El precio no baja de los 16 euros por persona.
¿Dónde dormir?
Las zonas predilectas para dormir son las inmediaciones del Puente de las Cadenas o del Parlamento. Recomendamos zonas céntricas por motivos de seguridad. Aunque Budapest es una ciudad segura, hay distritos situados en la periferia, especialmente deprimidos, donde los turistas suelen ser víctimas de robos.
Uno de los alojamientos que pueden encajar con nuestro presupuesto es el “City Hotel Matyas” de tres estrellas, a 50 metros de la popular calle Váci Utca. El precio puede ir desde los 30 euros a los 50 euros por noche.
Consejo inteligente
Para evitar perder el tiempo durante nuestra estancia, se recomienda adquirir las entradas por internet. En el caso del Parlamento, no todos los días hay visitas en castellano. El precio es de 6,50 euros para ciudadanos europeos. Un precio en línea de la visita a la Sinagoga Judía. En el caso de la ópera de Budapest, recomendamos adquirir una entrada para alguno de los espectáculos. Es más barato que la visita guiada. Para acudir al Balneario Széchenyi oscila entre los 14,30 y los 17,50 euros.