Las piezas de arte textil de la artista Claudia de Santos podrán verse en la Sala 2 del Centro Cultural Villa de Móstoles, del 12 de junio al 28 de julio, en una muestra organizada por el Ayuntamiento de Móstoles, a través de la concejalía de Cultura, Desarrollo y Promoción Turística.
La exposición “Memoria de la nieve”, está inspirada en la obra del mismo nombre de Julio Llamazares, su segundo (y último) libro de poemas. Este poemario fue premio Jorge Guillén en 1981 y se publicó en 1982. Son treinta poemas que evocan a “los montañeses que son, como dije, los que habitan el lado septentrional de Iberia”, tal como nos cuenta la descripción de aquellas tierras de Estrabón, el geógrafo griego, en la cita que abre el libro.
La artista Claudia de Santos, impregnada de esta mezcla de serenidad, nostalgia y soledad aceptada que reflejan los poemas del consagrado autor, ha sentido una fascinación que la ha mantenido encadenada al telar, tejiendo los versos, imaginando paisajes cubiertos de hielo y nieve en los que puede masticarse el dolor de aquello que fue y no volverá nunca a ser. El bramido del tiempo arrasa todo lo que fue en un pasado remoto y no deja más que su memoria. Una memoria líquida y frágil, porque se deshace como se deshace la nieve.
La nieve ha sepultado todos los puentes y quedas solo ante el paisaje
Estos tapices son los versos tejidos de “Memoria de la Nieve”. Están tejidos con la verdad aprendida de sus poemas, sabiendo que nada puede esperarse del bramido del tiempo. Son los versos de estos poemas quienes dan título y razón a los tapices que se exponen.
En todas las obras se utilizan tiras de ropa vieja, tanto en la urdimbre como en la trama. La elección de este material no es gratuita, ya que la ropa vieja conserva también huellas de tiempos y personas que tampoco son ya. La ropa de desecho tiene también memoria.
La artista explica que no existe nostalgia en estos tapices, sino que transmiten un sentimiento de soledad aceptada casi gozosa. “La nieve ha sepultado todos los puentes y quedas solo ante el paisaje, sin esperar ya nada de la espiral del tiempo. Sólo tú, el paisaje y la memoria que, como la nieve, se va poco a poco diluyendo”.