El Club de Lectura del Hospital Universitario de Móstoles celebra su décimo aniversario. El primer libro que se leyó fue “La ridícula manera de no volver a verte”, de Rosa Montero. Como a ella, se ha leído a muchos escritores contemporáneos: Eduardo Mendoza, Domingo Villar, Javier Marías, Julia Navarro, Fernando Aramburu, Almudena Grandes, Dolores Redondo, Jesús Carrasco, Juan Marsé, Antonio Soler, Sara Mesa, Santiago Lorenzo o Héctor Abad. Pero entre la lista están también algunos clásicos. “La Regenta”, de Leopoldo Alas Clarín, “Casa de Muñecas”, de Henrich Ibsen y “Miau”, de Benito Pérez Galdós, entre otros.
No han faltado autores extranjeros. Se han leído y comentado, por ejemplo, obras de Lucía Berlin, Muriel Barbey, Leila Slimani, Tatiana Tisuleac, Jung Chang, Maggie O’ Farrel, Joel Dicker o Janos Szekely. Todos son libros elegidos por los propios miembros del club, mayoritariamente mujeres, que han seleccionado muchísimas historias de mujeres, de familias, realidades sociales durísimas y de países en conflicto que han removido ideas, prejuicios y sentimientos de este grupo.
El coordinador del Club, Manolo Titos, impulsor permanente de este club, convoca las reuniones y las resume después en una crónica literaria que los lectores esperan con emoción después del día de tertulia, porque es "tan interesante como los propios encuentros". Se suele convocar una reunión cada mes y medio aproximadamente, dependiendo del libro propuesto y de las fechas (en periodos estivales las reuniones de retrasan). En algunas ocasiones han venido autores a participar de las tertulias literarias.
Hay que disfrutar de la fase de enamoramiento, en la que sólo estás tú con la obra
Celebración con Luis Landero, Premio Nacional de las Letras 2022
En el club, donde se han leído tres obras de este autor ("El balcón de invierno", "Lluvia fina" y "La última función"), hay muchos “landeristas”, así que se decidió que la celebración fuera junto a él.
Con una sencillez deslumbrante, Luis Landero contagió a los asistentes a la tertulia literaria, ánimo para cumplir los sueños que a veces sus personajes pierden en el camino de la rutina, e ilustró con naturalidad, consolidando sus ideas con menciones de más de 18 autores españoles y extranjeros de los que se valió para simbolizar y descifrar la vida y sus sinsabores. “Es agridulce, siempre hay desencanto”, dijo, y por eso sus personajes tienen ese perfil de normalidad. “Todos llevamos un personaje a cuestas. La imaginación parte de la realidad, y la realidad hay que cultivarla”.
Durante la charla, desveló el proceso de creación, sobre el que comentó que “hay momentos en que es la novela la que tira de ti; en otros hay que soportar y superar el desánimo absoluto; hay que disfrutar de la fase de enamoramiento, en la que sólo estás tú con la obra; más tarde, el libro pasa a ser de otros…”