Investigadores de la Unidad de Materiales Porosos Avanzados de IMDEA Energía han presentado un innovador "escudo" para combatir el COVID, un enfoque pionero en el marco del proyecto VirMOF, evaluando así el potencial de las estructuras metal-orgánicas como agentes con actividad antiviral intrínseca e inocua. De este modo, se ha conseguido demostrar el perfil biocompatible de varios nanoMOFs metálicos con una efectividad de hasta el 90% de muerte viral en un escenario celular humano.
Se trata, por tanto, de la primera investigación que evidencia el papel innato de los nanoMOFs contra un escenario real de infección, allanando el camino hacia futuras investigaciones preclínicas y clínicas para el tratamiento de enfermedades infecciosas desafiantes relacionadas con patologías pulmonares.
La pandemia mundial de COVID-19, causada por el síndrome respiratorio agudo grave coronavirus 2 (SARS-CoV-2), ha tenido un enorme efecto social y económico en todo el mundo, convirtiendo en imperativo el diseño de nuevas terapias para combatir su propagación.
En este contexto, tal y como trasladan desde el Instituto, diversas nanotecnologías de vanguardia se han convertido en herramientas prometedoras para tratar enfermedades infecciosas. Hasta el momento, la comunidad científica ha avanzado hacia profilaxis antivirales, centrándose en nanovacunas de última generación como las de ARN mensajero, cuya confiabilidad ha sido demostrada a través de más de 13 millones de dosis administradas desde el año 2019.
Diversas nanotecnologías de vanguardia se han convertido en herramientas prometedoras para tratar enfermedades infecciosas
Se ha observado que las mayores actividades anti-COVID-19 se han logrado a través de distintos complejos y/o nanopartículas a base de metales. Entre las nanomedicinas emergentes más estudiadas, las redes metal-orgánicas (MOFs, de sus siglas en inglés Metal-Organic Frameworks) han atraído gran atención en diversas áreas (catálisis, separación, gases...), incluida la biomedicina, como sistemas eficaces para la administración de fármacos.
Esta nueva clase de biomateriales a escala nanométrica ofrece varias ventajas, tales como su versatilidad química y estructural, la liberación controlada de principios activos (fármacos, ácidos nucleicos, enzimas...) en condiciones fisiológicas y la ausencia de toxicidad comprobada in vitro y/o in vivo (a través de células, roedores o peces).
Sin embargo, pese a todas estas características favorables observadas y a los resultados terapéuticos logrados previamente con otras patologías (tales como el cáncer, la diabetes o incluso la cicatrización de heridas), los MOF no han sido investigados en profundidad con fines antivirales, y menos aún, para combatir el COVID-19.