El río Guadarrama se ahoga, literalmente, en la basura que lo entierra. Este entorno natural, un Parque Regional protegido desde 1999, se ha convertido en un vertedero flotante ilegal al que han ido a parar toneladas de restos de desguaces, enseres, escombros, electrodomésticos y desperdicios.
Ecologistas en Acción ha vuelto a denunciar este “tapón”, de decenas de neveras y cientos de envases de plástico a lo largo del curso medio del río Guadarrama y su entorno, especialmente en la zona que se ubica a la altura del municipio de Arroyomolinos, con el fin de solicitar una solución a este desastre medioambiental que ya se arrastra desde hace más de 15 años, y que afecta a los términos municipales de Móstoles, Navalcarnero y Villaviciosa.
Soledad Sánchez, portavoz de la Asociación ecologista, ha explicado para Televisión Digital de Madrid la necesidad de llevar a cabo una limpieza exhaustiva de la zona, por la magnitud de las consecuencias que van a derivarse de dicha catástrofe natural, con basura que es arrastrada agua abajo cuando hay subida de caudal o cuando un árbol cae y ejerce de barrera: “Esto incumple la legislación de residuos potencialmente peligrosos, que obliga a que acaben en un punto limpio y tratados por gestores autorizados. Sin las preceptivas medidas de seguridad, los gases refrigerantes son liberados a la naturaleza”.
Las Sabinas: parte del problema
El asentamiento ilegal de Las Sabinas, un poblado de carácter chabolista donde las personas dedicadas a la recogida de la chatarra desguazan electrodomésticos, extraen las partes metálicas y tiran sus chasis al agua, se constituye como una parte precursora del origen del problema. Por otro lado, el poblado carece de contenedores de Residuos Sólidos Urbanos y la basura que generan sus habitantes (botellas, bidones, envases, productos químicos…) acaba en vertederos en la orilla del rio Guadarrama. En la única área que sí dispone de ellos, cercana a la Colonia Guadarrama, tampoco existe clasificación de desechos. “Nunca se ha hecho, entiendo que por economía y porque habría que invertir un trabajo en concienciación social”.
La solución, apunta la portavoz, pasa por el realojo y desmantelamiento completo, que “se ha iniciado en Móstoles, aunque aún quedan 20 o 30 familias que no cumplían los requisitos, pero en Arroyomolinos carece de convenio; se criminaliza mucho a la población que vive allí, pero no todo el mundo es igual, y la gente no quiere vivir en esas condiciones, no quieren tener el peligro de inundaciones o incendios con sus casas autoconstruidas entre ratas y barro”. El hecho de que el proceso se ralentice, “por inacción o desidia administrativa”, provoca que “más personas se instalen allí, y los escombros que no se retiran para evitar nuevas ocupaciones al final se convierten en nuevos residuos que se acumulan”.
Una reubicación que, por otro lado, debería “estar pensada en el bienestar de las personas y no en los intereses económicos”, evitando el desarraigo que se está dando con núcleos familiares a los que se ha trasladado al norte de Madrid, “rompiendo los vínculos que los niños tienen con el colegio de Móstoles al que solían acudir, o dificultando la compatibilidad con sus actividades económicas”. Actualmente, un grupo de personas voluntarias se dedican a asesorar a estos habitantes de la propia Vía Pecuaria, para “poder rellenar las solicitudes, entrar en un convenio, obtener las prestaciones y salir de ahí”.
Hasta hace 50 años bajaba la gente a bañarse al río, hoy es impensable. Nos falta educación ambiental.
Efectos en la naturaleza y la salud
“Este es un ciclo que nos va a volver, porque estamos en un espacio natural, y donde hay residuos ya vamos a tener una contaminación de suelos nada saludable y que ni siquiera se está estudiando; donde hay un frigorífico desguazado ya no va a crecer un sauce, y ya vemos especies como ánades, garzas, patos o nutrias correteando por encima de los coches descuartizados”, sostiene la portavoz ecologista.
Otro de los efectos es la imposibilidad de utilizar esa agua como fuente de riego, incluso con la autorización de la CHT, por contener “una carga bacteriana que impide que puedas regar tu plantación, ya que se trasladaría a los cultivos de verduras y hortalizas, contaminándolas con Clostridium y otras bacterias”.
Vigilantes reconvertidos en jardineros
La propia Soledad Sánchez estuvo trabajando en el entorno del Parque Regional, ejerciendo las funciones de vigilante, si bien poco después tuvo que asumir, al igual que sus compañeros, tareas de jardinería, lo cual dejó al lugar en un estado de desprotección, al no estar supervisado.
“Todas las administraciones tienen parte de responsabilidad: desde la Comunidad de Madrid y los Ayuntamientos hasta la Confederación Hidrográfica del Tajo a nivel nacional y el responsable de la conservación del Parque. La subcontratación a empresas es un error, porque los negocios buscan sacar dinero de la partida presupuestaria”, añade.
“En Navalcarnero hay una planta de recogida de escombros, pero como cuesta dinero, es mucho más fácil hacer una obra en tu casa y que los cascotes vayan a parar al Río Guadarrama”, lamenta.
Vertido de aguas residuales sin depurar (urbanización El Bosque)
La calidad del agua tampoco es la óptima. Aguas arriba de Las Sabinas, la urbanización El Bosque (Villaviciosa de Odón) vierte sin depurar sus aguas residuales desde un arroyo, directamente al río Guadarrama, al igual que ocurre en ocasiones con otras ciudades colindantes, según denuncia el colectivo: “Nos pasa también en los demás municipios cuando llueve mucho, que no se depura nada, porque no en todas las zonas hay conducciones en las que el agua de lluvia de las propias calles puedan ir directamente al río, así que se abren las compuertas y todo va para allá; los residuos no son solo sólidos, si no también químicos y aceites que se entremezclan con toallitas, compresas y bastoncillos”.
“Es una vergüenza lo que está pasando en un espacio natural protegido de la Comunidad de Madrid desde hace 23 años. Nos falta educación ambiental”, ha concluido Sánchez.