Creo que aún nadie ha entendido lo que ha hecho Pedro Sánchez, tomando una decisión que supone no solo una traición al pueblo saharaui, sino también una cesión inadmisible ante el dictador marroquí. Sí dictador, aunque cuando es amigote de Occidente le llamamos rey…
El problema surge cuando ante la falta absoluta de explicaciones por parte de Pedro Sánchez, nos encontramos con que solo nos queda especular sobre las verdaderas razones de esta rendición, de esta traición. Está claro que hay algo detrás, algo que no se cuenta y que, si no se quiere dar a conocer, es porque evidentemente es algo que si se hace público no iba a gustar a la gente.
El Partido Socialista se ha saltado su propio programa electoral, y una larga tradición de España como garante de los acuerdos que deben permitir al pueblo saharaui elegir su futuro. Hablamos de un pueblo que tras 15 largos años de guerra abierta con la dictadura marroquí, firmó unos acuerdos que suponían la celebración por fin del referéndum sobre su destino. El problema, es que eso fue hace treinta años y nadie se ha molestado en que se cumpliera el acuerdo con ellos. Por eso desde hace dos años esa guerra está de nuevo en marcha, costando la vida a personas que no deberían estar combatiendo y muriendo en medio del desierto.
Justo en un momento así Sánchez da un volantazo, que encima nos está suponiendo una grave crisis diplomática con Argelia, país al que nos unen numerosos acuerdos y con el que habíamos compartido siempre la preocupación por la causa saharaui. Amén de ser nuestro principal suministrador de gas, que no hace falta que les diga lo que significa estratégicamente a día de hoy.
Hablamos de un pueblo que tras 15 largos años de guerra abierta con la dictadura marroquí, firmó unos acuerdos que suponían la celebración por fin del referéndum sobre su destino.
¿Ahora qué hacemos? Ante una medida que pone en riesgo nuestra seguridad nacional y que encima es aplaudida con las orejas por PP y Vox, partidos a los que todo lo que no implique comisiones, les parece una causa a olvidar. Yo, de verdad, si fuera Sánchez me plantearía qué estoy haciendo, cuando los mismos que se oponen a cualquier progreso social, desde la eutanasia hasta el envío de ayudas a los niños saharauis, aplauden por primera vez las medidas del Partido Socialista en el conflicto del Sáhara.
España debe volver a los acuerdos internacionales, que priman la libertad del pueblo saharaui, olvidándose de sucios negocios con el sátrapa marroquí, y recordando que debemos ser una nación defensora de los derechos humanos. Tenemos una obligación histórica y no podemos desentendernos de ella. Los y las saharauis merecen una vida digna y en paz en la tierra de sus antepasados, y no podemos cejar en la lucha por conseguirlo.
Mónica Monterreal
Portavoz Podemos Ayto. Móstoles