El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió a presentar una serie de medidas de regeneración democrática el mismo día que decidió que merecía la pena continuar en su puesto y que la carta en la que advertía a la ciudadanía que estaba llegando al límite de su capacidad de aguante se quedaría solo en un amago de retirarse.
Meses después, cita a todos en el Congreso de los Diputados para decirnos que ya tiene las líneas generales de ese necesario plan que pasa por poner medidas para que los bulos y las fakenews dejen de campar a sus anchas por el ciberespacio, por poner cerco a los denominados pseudomedios y por liberar nuestros teléfonos móviles de la información sesgada y falsa que nos condiciona el pensamiento y la acción. Y claro, luego, entre tanto barullo, terminamos votando a quien no debemos.
Eso sí, dejó claro que la intención del Gobierno "no es repartir carnets de fiabilidad entre unos medios de comunicación y otros" ya que esa cuestión corresponde a la ciudadanía. Pero si dijo que "es obligación de los poderes públicos desarrollar lo acordado en Europa" y parece que quieren ponerse a ello. Para que la cosa cambie el Ejecutivo va a coger el Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo por el que se establece un marco común para los servicios de medios de comunicación en el mercado interior. El objetivo es proteger la libertad, la transparencia y el pluralismo de los medios de comunicación mediante la lucha contra la desinformación, la injerencia extranjera y los discursos de odio.
Se supone, por tanto, que la situación a la que hemos llegado es culpa casi en exclusiva de los medios de Comunicación que son los que han instaurado la polarización que ha partido en dos, en tres o en cuatro a la ciudadanía. No seremos mal pensados y hemos de aceptar que las tácticas electorales de los partidos políticos, sucias y limpias que de todo hay, no tienen ninguna transcendencia. Aunque podrían mirarse un poco el ombligo nuestros políticos y meter en su plan de regeneración las prácticas políticas de sus respectivos partidos, aunque solo sea para valorar si lo están haciendo bien.
Es verdad que el presidente Sánchez también habló de dotar de más transparencia a los poderes públicos, ya saben eso de construir nuestras instituciones de "paredes de cristal" pero como no es la primera vez que nos cuentan esta historia, de momento vamos a seguir poniéndolo en cuarentena.
La oposición, la mala malísima, pero también la oposición colega, la que le aprueban las cosas al presidente, criticaron los planes de Sánchez. Unos lo hicieron con razón y otros sin ella que a estas alturas de la película parece que todo da igual. Lo cierto es que después de una tensísima sesión en el Congreso, una más, los ciudadanos no parece que puedan sacar algo en claro.
¿Y los medios que hacen? Pues, de momento, lo mismo de casi siempre, seguir inmersos en la lucha absurda por tratar de ser los primeros en dar una noticia sin saber muy bien para qué. Como muestra un botón. Este viernes pasado, varios medios publicaban el fallecimiento del actor español Luis Varela... y su hijo, Cristian Varela tuvo que utilizar sus redes sociales para pedir "encarecidamente a todo el mundo que publique que mi padre Luis Varela está muy vivo gracias a Dios, es mi hermano quien ha fallecido".
Para otro momento dejamos la performance de la activista Cristina Seguí y su amigo, el de los animales, Frank de la Jungla, que ha simulado su detención en Tailandia para que medios como El Plural celebraran la noticia... para luego sacarles del error y hacer del troleo un trofeo de caza más.
Así que como estamos en las fechas que estamos y la ola de calor nos amenaza con derretirnos a todos, lo mejor será coger la maleta irnos de vacaciones y, si tenemos tiempo y ganas, reflexionar sobre todo esto durante las vacaciones. En septiembre volvemos a arreglar el mundo.