Hace poco más de un año, el Partido Popular celebraba por todo lo alto lo que creía un gran triunfo electoral que le daba el mayor poder territorial que nunca tuvo y anunciaba un irremediable cambio que llevaría de manera inexorable a Alberto Núñez Feijóo a La Moncloa.
Los planes enseguida se le torcieron a los populares con el órdago del presidente Sánchez de convocar elecciones para aquel mes de julio de 2023. El PP ganó las elecciones generales pero no tuvo con quien pactar. Feijóo se inventó aquella fantasía de que no gobernaba porque no quería y por eso hoy ejerce como perdido jefe de la oposición. Un día manda decir a su equipo que hay que mandar a la Armada para detener a los inmigrantes que intentan entrar en patera a nuestro país, y al otro quiere vender como algo extraordinario el hecho de aceptar el reparto voluntario de poco más de 300 menores de los más de 6.000 que se atienden en Canarias. De la reforma de la Ley de Extranjería ya si eso, decidirá en otra ocasión.
Extremadura, Castilla y León, Aragón, Murcia y Comunitat Valenciana han tenido durante el último año gobiernos conservadores, muy conservadores, gracias a los votos de la ultraderecha. Con ello, el PP ha ejecutado tropelías como la ocurrida esta semana en el parlamento valenciano y esa aprobación de una mal llamada Ley de Concordia que blanquea el franquismo o iguala una dictadura con la época democrática de la Segunda República.
El PP ha vivido durante los últimos doce meses en una luna de miel con sus socios ultras que ha acabado abruptamente, y no porque los de Feijóo se hayan plantado y hayan caído en el guindo de que no se puede gobernar con un partido que propone medidas racistas, xenófobas o contrarias a la defensa de la igualdad. Cinco Gobiernos autonómicos están en el aire porque Vox ha decidido radicalizarse aún más y considera que atender a unos centenares de inmigrantes menores de edad pone en peligro nuestros barrios, nuestro país y nuestra cultura. Quizás Vox ha aceptado el órdago del agitador Alvise y quiere mostrarse aún más puro y más ultra, pero el tiempo confirmará que la extrema derecha se ha pasado de frenada y van directos al descarrilamiento político, tal y como ha dicho el propio Feijóo. Será una buena noticia y podremos decir aquello de "tanta paz lleves como descanso dejas".
En el bando progresista se celebra el harakiri de Vox como una extraordinaria noticia. El presidente Pedro Sánchez dijo que este es un buen día para España, que no sabe a quien vendrá mejor políticamente esta espantada ultra, pero sí dejó claro que los españoles serán los grandes beneficiados. España es ya un país en el que a nivel regional van a desaparecer la docena de consejeros de extrema derecha que han ostentado el poder. Bueno, no todos porque alguno, como en Extremadura y en Castilla y León se va a aferrar al sillón y desertar de su partido porque dicen que "ya no les representa" Vox.
Ahora toca recomponer el panorama político. Aún quedan muchas incógnitas por resolver, empezando por saber si Salvador Illa logrará ser investido presidente de la Generalitat durante este largo verano. Tampoco sabemos cómo actuará el PP en sus cinco gobiernos regionales en minoría. Han vivido muy a gusto con el "enemigo" controlado en casa pero veremos cómo actúan cuando en sus parlamentos les ataquen por la derecha y por la izquierda. Nos queda saber qué papel jugará el PSOE en estos territorios y si opta por bloquear todas las iniciativas del Gobierno de turno o se aviene a negociar e inauguramos un tiempo nuevo en la política española con acuerdos clave que beneficien a los ciudadanos.
Es posible que veamos elecciones adelantadas en algunos de estos territorios y eso dependerá de lo que digan las encuestas. Si Carlos Mazón cree que ir a las urnas consolidará su posición, lo hará; y la misma decisión tomará Alfonso Fernández Mañueco. Y nos queda por resolver la gran incógnita ¿aprovechará Pedro Sánchez el momento de debilidad del PP tras la insuficiente victoria en las europeas y tras quedar muy expuesto en cinco autonomías para convocar elecciones generales en el próximo otoño? Quién sabe. Estaremos atentos.