Elena del Prado, Nourdin El Boudkhani, Estela Maroto y Sergio Álvarez, alumnos de 3º B del Instituto Carmen Martín Gaite de Navalcarnero, se han proclamado vencedores del concurso Drawing ED “El sentido del emprendimiento”, en la categoría tecnológica Youth - la establecida para participantes de entre 14 y 17 años-, con su proyecto de tecnología ‘Smart Street Lights’.
En Televisión Digital de Madrid y Soy de Madrid hemos podido hablar con ellos y con su profesora de tecnología, Sara Loureiro, quien nos ha contado que han estado trabajando durante todo el curso en “un proyecto de innovación pedagógica que se basa en trabajar en equipo y en gamificar todas las prácticas que hacemos en el aula, introduciendo elementos que se utilizan en juegos para aumentar la motivación de los alumnos”. Un proyecto que comenzó “investigando sobre una serie de problemáticas relacionadas con objetivos de desarrollo sostenible, y respecto a las cuales había que proponer soluciones”.
En base a un brainstorming y mediante una votación posterior, se elegía la alternativa más viable, algo para lo que ha sido necesario “adquirir nociones de la asignatura de tecnología que les pudieran servir para esta ocasión", sostiene la docente. Al competir en una categoría tecnológica, era indispensable hacer uso de elementos de programación, electrónica, mecánica, diseño de aplicaciones para móviles o páginas web, impresora 3D y/ robótica.
“En nuestro Instituto estamos muy interesados en innovar y ofrecer a los alumnos alternativas diferentes para potenciar su interés en clase y practicar, para lo cual se ha creado una Comisión de Emprendimiento, con varios profesores, y se han realizado diversas propuestas; yo he elegido ésta por su vertiente tecnológica”, explica Loureiro. El siguiente paso fue contactar con la Fundación Créate, organización dedicada a investigar, desarrollar e implantar metodologías, técnicas y herramientas experimentales e innovadoras con la comunidad educativa para su uso en la escuela y otros ámbitos de aprendizaje.
La parte más gratificante ha sido “verlos tan ilusionados, implicados, trabajando en el proyecto en los recreos y los fines de semana, con las ganas que le ponían
Entre las complicaciones, resalta “cambiar las inercias a las que ellos están acostumbrados y utilizar herramientas diferentes, planteando la clase de forma participativa, pero evitando que revolucionen”; un cambio “que al principio fue un poco duro”, pero que busca luchar contra “lo fácil, que sería hacer todos los años lo mismo”. En contraste, la parte más gratificante ha sido “verlos tan ilusionados, implicados, trabajando en el proyecto en los recreos y los fines de semana, con las ganas que le ponían”, algo que ha servido para incrementar su autoestima, ya que “pensaban que no iban a ganar, pero yo creí siempre en ellos porque los proyectos eran buenos”. El resultado también vale de empuje para el centro, dado que “así sabemos lo que estamos haciendo bien de cara al año que viene, porque todo esto supone mucho trabajo para todos, pero es un reconocimiento a todo el esfuerzo llevado a cabo” y, por otra parte, “ellos podrán contar en primera persona, a los alumnos de 3º del curso académico siguiente, lo que ha supuesto ganar este concurso y qué les ha aportado el poder trabajar de esta manera”.
Este certamen busca fomentar la innovación y el espíritu emprendedor entre los jóvenes, quienes deben presentar una maqueta en la que muestran sus dotes creativas y de resolución de problemas. En total han sido 107 las candidaturas que optaban a uno de estos reconocimientos en diversas clasificaciones de edad, desde primaria hasta bachillerato. Los alumnos que se han hecho con ese primer puesto nos han explicado que este galardón ha sido “inesperado” y que “aún no se lo creen”, porque “nunca pensamos que íbamos a ganar”.
Tras esa lluvia de ideas, plasmada en una ficha, que mencionaba Sara Loureiro, los chicos han tenido que “desarrollar una maqueta poco a poco y exponer el trabajo en clase con nuestros compañeros”. En este caso, lo más difícil ha sido “proponer varias soluciones al problema, porque teníamos una pero necesitábamos más, y eso nos costó”. Otra parte complicada fue “pensar en cómo organizarlo para meter el circuito dentro de la maqueta en sí”. La coordinación como equipo “ha sido bastante fácil, porque nos hemos repartido el trabajo entre los que hacían la programación y el circuito y quienes se dedicaban a la maqueta, la página web y la presentación”.
Lo que más les ha gustado: la maqueta. “Nos lo pasamos muy bien haciéndola; pensábamos que sería más complicado y que íbamos a estar más estresados o que no nos iba a dar tiempo, porque no encontrábamos los materiales, pero al final salió todo bien y pasamos un buen rato”. A pesar de los nervios, repetirían experiencia: “sí nos gustaría volver a hacer un trabajo así, en grupo”, concluyen.