Entre el rico patrimonio histórico y cultural de Navalcarnero destacan sus legendarias cuevas (más de 200 catalogadas): desde hace más de 300 años se abre paso una red que recorre el casco viejo bajo su terreno, donde se han almacenado de forma tradicional los típicos vinos de la tierra y otros alimentos para su mejor conservación, y que forma parte de la arquitectura popular de la localidad.
No obstante, la polémica en torno a las mismas surgió a raíz de que se llevasen a cabo, a partir de mayo de 2004, unos trabajos de excavación con el fin de unir, recuperar y rehabilitar dichas instalaciones y potenciar su uso turístico; unas obras que perforaron el subsuelo del municipio -modificando su forma- y envolvieron al alcalde de entonces, Baltasar Santos, en una nueva polémica. ¿Eran todas las cuevas antiguas o se ejecutaron algunas de ellas a posteriori?
Objeto de querellas
El asunto, objeto de múltiples querellas a lo largo de todo este tiempo, vuelve a estar de actualidad con motivo de un peritaje por parte de una empresa de ingenieros de minas, que sienta las bases de las posibles soluciones para evitar el riesgo de derrumbe y que desaconseja las cargas estáticas en determinados puntos del centro urbano. A su vez, es también punto del día para el Pleno municipal, donde se solicita “cooperación administrativa y económica al Gobierno Regional como parte implicada para adoptar algún tipo de solución a la problemática ocasionada al municipio “.
Cabe recordar que en el año 2000 el ámbito delimitado por la Plaza de Segovia (construcción considerada monumento histórico, junto con la Iglesia Parroquial) fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico, incluido en el Catálogo Geográfico de Bienes Inmuebles de la Comunidad de Madrid como “Yacimiento Arqueológico o Paleontológico Documentado” .
Documentación "demoledora"
Este medio de comunicación ha tenido acceso al dictamen pericial sobre las Cuevas del Concejo, situadas en las galerías subterráneas de la Plaza de Segovia, así como a la notificación por infracción administrativa en materia de Patrimonio Histórico emitida en 2014, los levantamientos topográficos y el informe de diligencias previas que dio lugar a todo este proceso judicializado sobre este proyecto, tras diversas denuncias de la oposición municipal del momento, a partir del año 2011, ante el hecho de que “se estaba horadando el suelo en una zona en la que sospechábamos que nunca habían existido cuevas”, explica para Televisión Digital de Madrid Juan Santos, portavoz de Vecinos por Navalcarnero y actual concejal de Hacienda. El 27 de enero de 2015 la Intervención General del Estado (IGAE) emitió dictamen informativo a requerimiento del Juzgado de Instrucción nº 4 de Navalcarnero sobre las actuaciones llevadas a cabo en las cuevas de la Plaza de Segovia de Navalcarnero.
“El peritaje es demoledor, y demuestra que se han cometido ilegalidades y delitos, certificados en la causa que se instruye, donde se habla de fraudes en la contratación a todas luces, con apenas un informe al que intentaron dar forma de proyecto técnico, y otro que fue encargado a posteriori, en 2013, a la UCLM, para intentar legalizar lo que de ninguna manera se tenía que haber ejecutado”, sostiene el edil.
Se estaba horadando el suelo en una zona en la que sospechábamos que nunca habían existido cuevas
¿Por qué (y para qué) se hizo?
El anterior Consistorio defendió que las actuaciones de acondicionamiento estaban recogidas en el Plan General de Ordenación Urbana de 2002, aprobado -también en su revisión de 2009- por la Comunidad de Madrid, asegurando que el gobierno regional y la Dirección General de Patrimonio (dirigida entonces por José Luis Martínez-Almeida, actual alcalde de la capital) tenían pleno conocimiento de las mismas. El fin, insistían, era “hacerlas visitables y defender la identidad cultural del municipio”. Por otro lado, señalaban -tal y como recoge la hemeroteca de la publicación municipal en 2014-, que según el citado estudio realizado por el Departamento de Ingeniería Geológica y minera de la Universidad de Castilla-La Mancha, “las condiciones eran adecuadas, la estabilidad estaba garantizada y las cuevas eran seguras para recibir visitas”.
Sin embargo, el informe de los Servicios Técnicos de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, de fecha de 4 de marzo de 2014, contiene literalmente lo siguiente: “No se aprecia la existencia de cuevas-bodega de cronología antigua. Las estructuras subterráneas visitadas no presentan indicios de su filiación antigua, apuntando más bien a la presencia de escasas estructuras originales (arco-pozo) y a la génesis de una nueva y laberíntica galería denominada como cueva que intenta asemejarse a estructuras tradicionales e históricas”.
Viviendas con grietas
Por otro lado, el análisis desarrollado por la empresa de ingeniería “Subterra”, establece que “no se elaboró el correspondiente proyecto técnico, no se obtuvo la previa autorización del órgano competente de la Comunidad de Madrid en materia de protección del patrimonio histórico y se causaron daños en el Conjunto Histórico, así como riesgos en lo que respecta a su conservación”. Como conclusión, añade que su estudio documenta “la destrucción total o parcial de las bodegas/cuevas existentes con anterioridad”.
Además de indicar que “se han causado perjuicios en las Cuevas, Pozos y Canales situados en el subsuelo de la Plaza de Segovia”, se ha certificado la existencia de grietas y daños en bienes inmuebles próximos de titularidad privada que no existían con anterioridad, algo que se pone de manifiesto a través de actas notariales, dictámenes periciales y escritos de denuncia con pruebas gráficas.
“Ni los propios técnicos de la Dirección General de Patrimonio se atreven a decir si hay riesgo de derrumbe, pero aconsejan que no se dispongan cargas estáticas en determinados puntos de la Plaza de Segovia, y nosotros guardamos serias dudas, porque es una obra que no ha cumplido ningún requisito administrativo, legal ni técnico, con la complejidad que esto conlleva”, explica el edil, quien se pregunta “cómo se va a solventar este tema económicamente, ya que estamos hablando de muchos millones de euros, se adopte la solución que se adopte”.
Las posibles soluciones
Entre las alternativas que proponen los expertos de cara a un futuro, se exponen cuatro opciones: mantener las cuevas clausuradas (algo que tendría una repercusión económica de 42.475,56€ el primer año y 6.500€ de mantenimiento para labores de inspección durante los siguientes), cerrarlas definitivamente con relleno, construir un parking subterráneo de tres niveles cerrando las cuevas que invaden el subsuelo de las edificaciones colindantes o la reparación de las galerías subterráneas para su uso cultural. Únicamente se da viabilidad a la opción de clausura y mantenimiento, con un correcto sistema de ventilación correcto “para evitar derrumbes”, en base “al conjunto de incertidumbres que impiden la definición del resto de alternativas”.
