Este 2023 que pronto dejaremos atrás de manera definitiva quedará en el recuerdo como el año de la polarización. Es la palabra elegida por la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) como la más significativa de los últimos doce meses entre la docena de seleccionadas como finalistas.
La propia Fundéu explica que cada año escoge doce términos en base a dos criterios fundamentales: su presencia en los medios de comunicación y su interés desde el punto de vista lingüístico. Y entre Amnistía, Ecosilencio, Euríbor, Fani, Fediverso, Fentanilo, Guerra, Humanitario, Macroincendio, Sísmo y Ultrafalso, se ha elegido la Polarización.
Durante 2023 casi todo lo acontecido en el panorama político español se ha explicado en los medios en base a la polarización. Y cuando hablamos de ella nos referimos a las situaciones en las que hay dos enfoques contrapuestos, dos bandos extremos y parece que irreconciliables que implica, además, la idea de conflicto.
El hecho de haber vivido un intenso año electoral está en la base de esta polarización ya que los partidos políticos construyen parte de sus estrategias electorales en convencer a los suyos de la maldad de los que están enfrente.
En mayo, el PP y la extrema derecha utilizaron un infame ‘slogan’ electoral que hicieron famoso a base de repetirlo. Ese “que te vote txapote”, que ayudó a popularizar la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, provocó que el Partido Popular se erigiera en ganador de las elecciones municipales y autonómicas y se hizo con un poder local y regional que nunca antes tuvo. Gobierna en 11 de las 17 Autonomías, además de en las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla. En Madrid acapara el poder de 114 municipios, por 32 del PSOE. En muchos de ellos gobierna en compañía con la ultraderecha de Vox a quien ha normalizado como un socio de gobierno sin ningún problema.
Y cuando parecía que Alberto Núñez Feijóo iba directo a La Moncloa, el tsunami azul del PP quedó estampado contra el 'rompeolas' de Pedro Sánchez que logró mantener el tipo del PSOE, recuperó un millón de votos respecto a 2019 y consiguió revalidar la mayoría parlamentaria que le mantiene en la presidencia del Gobierno. Y parte de su éxito electoral del mes de julio tuvo que ver con la polarización, ya que los socialistas volvieron a recurrir al miedo del "que viene la extrema derecha para quitarnos derechos", para movilizar a los suyos.
Pero como todo en la vida, la polarización tiene niveles y el PP ha alcanzado el máximo posible, solo superado, si cabe, por la ultraderecha de Vox. Traidor, caudillista, felón, corrupto, ególatra, adanista, sectario, irresponsable, autoritario, frívolo, populista, inmoral… hijo de puta, son algunas de las palabras que han salido de la boca de los dirigentes del Partido Popular.
A la cabeza de los insultadores se sitúa la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que trata a los socialistas como “comunistas a los que aplauden los terroristas”. No solo contenta con insultar al rival político, hace de sus insultos campañas virales que impulsan sus seguidores. Si la Fundéu eligiera una frase en vez de una palabra, es probable que se quedara con esa de “Me gusta la Fruta” de Ayuso, quitando importancia al grave insulto que profirió contra el presidente del Gobierno desde la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados. El colmo de la degradación política llega a tal extremo que hay dirigentes que incluso se hicieron camisetas con el nuevo "grito de guerra" de la jefa popular
Y no parece que esta polarización que todo lo cubre vaya a remitir en el 2024. Con el Gobierno socialista asentado en el poder, la oposición del PP y de su socio de Vox amenaza con ir a más. No podrá extrañarnos que el PP siga bloqueando la renovación del CGPJ, siga limando la legitimidad del presidente, siga elevando la tensión en las instituciones, siga arremetiendo contra cualquier medida que el Congreso apruebe, siga judicializando la política… hasta que recupere el poder.