Como cada jueves, la sesión de control al Gobierno convirtió la Asamblea de Madrid en una lucha de ‘bancadas’ con diputados y diputadas jaleando las intervenciones de sus portavoces y expresando de manera muy sonora su desacuerdo con lo que decía el contrincante político. Da igual el tema que se esté debatiendo, si es una cuestión trascendente o se trata de un debate menor. Lo que se traslada a la opinión pública es que estamos en un teatrillo en el que solo importa salir bien en el video que se viralizará en las redes sociales de los respectivos partidos.
Ya nos lo dijo Juan Lobato en su entrevista personal de hace unos meses en Televisión Digital de Madrid. Y nos contó que se producen intervenciones muy duras, críticas muy subidas de tono para luego, en algunos casos, esos mismos que se critican se saluden amablemente por los pasillos de la cámara madrileña.
Una vez más, la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y la líder de Más Madrid, Manuela Bergerot, protagonizaron un encendido enfrentamiento dialectico sobre lo sucedido en las residencias de ancianos madrileñas durante la pandemia de la COVID19. Se trata de un tema muy delicado, que afecta a muchísimas familias madrileñas de manera directa y una vez más tienen que soportar cómo nuestros representantes públicos no están a la altura. En este debate sobran los aplausos de los diputados, de todos, los de un bando y los de otro. Deberían hacer un ejercicio de empatía y ponerse en el lugar de quienes los escuchan desde fuera. Son los que aún esperan respuestas sobre lo que pasó con sus familiares y si falló algo. Sus señorías deberían limitarse a eso, a contestar a las dudas, a analizar lo que se hizo para aprender de los errores y que no se vuelva a repetir una situación similar. Es lo que reclama el portavoz del PSOE cada vez que puede porque ve lo que otros muchos vemos que si nos llegara (ojalá no ocurra) una nueva pandemia, nuestras residencias no estarían preparadas para proteger a sus residentes, todas personas vulnerables.
Da igual el tema del que se hable en el parlamento regional. Pasada la intervención de los líderes, la sesión de control de esta semana siguió con otros temas. Resulta desolador cómo se trató el tema del cierre de la empresa Schneider en Griñón que dejará en la calle a cerca de 200 trabajadores. La diputada de Más Madrid, Lozano Sabroso, preguntó a la consejera de Economía, Hacienda y Empleo, Rocío Albert López Ibor, sobre esta cuestión. Entre aplausos y vítores de los suyos, ambas diputadas se enzarzaron en un debate político estéril. Mientras tanto, los afectados directos ven con impotencia cómo la cámara territorial, que se supone que les representa, utiliza su agónica situación laboral en un debate partidista más.
Es normal que los ciudadanos se sientan cada vez más alejados de sus instituciones. Se supone que la Asamblea de Madrid es el lugar en el que se debate y se buscan las soluciones a los problemas de todos. Pero cada semana tenemos que asistir a un penoso espectáculo en el que gana el que más aplausos de los suyos concita. Si nuestros políticos quieren que les tomemos en serio, deberían comportarse con mayor seriedad.