En octubre del año 2021, Juan Lobato consiguió el respaldo de 4.811 militantes socialistas de Madrid (61,24% de los votos) que le convirtió en Secretario General del PSOE. Enfrente, el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, obtuvo el voto de 2.966 compañeros y compañeras (37,75%) que le dejaba muy lejos de su objetivo de liderar a los socialistas de la región. Han pasado tres años... y los socialistas vuelven a sus batallas. El liderazgo de Lobato ya está en entredicho tan solo tres años después y cada vez son más las voces en el seno del partido que señalan que el cambio es ya irremediable.
El debate del 2021 estaba en si el PSOE debía buscar la centralidad y parecerse al modelo de partido que mantiene a Emiliano García Page en el poder en Castilla-La Mancha o si por el contrario había que apostar decididamente por construir "un proyecto netamente de izquierdas", como siempre ha defendido Javier Ayala. Y parece que ese debate interno sigue latente.
Lobato apuesta por una oposición contundente y propositiva, pero alejado del ruido político que está de moda en estos momentos. En la Asamblea nunca se le ha oído críticas gruesas hacia Ayuso, y eso que la presidenta no tiene piedad con él. El actual secretario general defiende su gestión, afirma que se está recuperando el terreno perdido y el apoyo electoral. Contradice a aquellos que le acusan de no ser tan de izquierdas como debiera "¿proponer que se abran los colegios once meses al año es de izquierdas?, ¿apostar por fortalecer los servicios públicos como la sanidad y la educación es de izquierdas?", se pregunta contestando así a sus críticos.
Sin embargo algunos sostienen que su tiempo se ha acabado. Desde Ferraz parece que se prepara otro nuevo volantazo en la siempre convulsa federación madrileña. Y con ello una nueva vuelta a la casilla de salida. Todas las miradas apuntan a Fran Martín, el actual delegado del Gobierno en Madrid, un desconocido para los madrileños, pero que muestra su discurso con contundencia frente a la presidenta Ayuso. Si es finalmente el elegido tendrá que recorrer el camino que ha recorrido hasta ahora Juan Lobato y ya veremos si dentro de tres años acaba apartado para volver a empezar.
Lobato promete plantar cara a sus posibles adversarios internos. Veremos si es así o acepta un puesto de mayor rango y se retira sin hacer ruido harto de tanta falta de lealtad. Aunque también puede volver a su plaza de técnico de Hacienda donde seguro que tiene una vida más cómoda.
Enfrente, Isabel Díaz Ayuso se frota las manos. Sus contrincantes en las últimas elecciones van desapareciendo. Mónica García hace meses que se fue a su ministerio y su sustituta, Manuela Bergerot, no logra la visibilidad que tenía su predecesora. Si Lobato se marcha, la presidenta verá como el PSOE de descabeza nuevamente y tendrá que dar explicaciones a un portavoz socialista interino que en cualquier momento puede ser nuevamente apartado.
El PSOE de Madrid es el mejor ejemplo del mito de Sísifo que fue castigado por los dioses a empujar una piedra hasta la cima de la montaña sólo para que volviese a caer rodando al final del día lo que le obligaba a empujar nuevamente el peñasco. Además, el castigo incluía la perdida de la vista. Y así llevan los socialistas años, empujando para nada y sin ser capaces de ver lo que les está pasando.