Aumentar las inversiones públicas en servicios esenciales, mejorar las infraestructuras o promover políticas públicas de inclusión laboral son algunas de las soluciones que el informe Mirar al Sur de Madrid propone para que los 48 municipios de esta zona de nuestra región puedan romper el muro de la desigualdad social y económica que sufren desde hace décadas respecto a sus vecinos del norte.
Los números son contundentes y claros. En las cerca de medio centenar de localidades que conforman la zona vivimos más de 1,6 millones de personas, tenemos una Renta Media Disponible que en algunos casos es la mitad de la que tienen los vecinos de Pozuelo de Alarcón o Boadilla del Monte; la tasa de riesgo de pobreza alcanza el 20,9%, lo que supone que afecta a 350.000 personas; en el umbral de la pobreza se encuentran 241.000 madrileños y madrileñas, y aquellas personas que que se encuentran en Carencia Material y Social Severa son 143.650.
Estas frías cifras muestran detrás que hay muchas familias de Parla, Humanes, Fuenlabrada, Leganés o Móstoles que tienen auténticas dificultades para llegar a fin de mes y así, desde esas condiciones, es imposible rebajar la desigualdad con cualquier familia acomodada de Tres Cantos o Alcobendas. Una de las causas es, sin duda, la estabilidad laboral. El informe que ha realizado el sociólogo Andrés Aganzo para la Diócesis de Getafe, señala que hay grupos especialmente vulnerables como los jóvenes, las mujeres y los migrantes con elevadas tasas de paro y de temporalidad. El paro afecta a más de 77.000 personas, el 62% de ellas son mujeres, lo que pone de manifiesto la tremenda brecha de género en este aspecto.
Obviamente, con estas circunstancias de falta de empleo, precariedad y temporalidad, el acceso a la vivienda es mucho más complicado para los jóvenes madrileños de estos municipios. Y no, no hay un problema de falta de viviendas. De hecho, disponemos de más de 28.000 viviendas vacías y sería interesante estudiar las causas por las que estos inmuebles no salen al mercado. Por eso no se entiende que la Comunidad de Madrid no quiera implementar medidas como la declaración de zonas tensionadas y apueste todas sus cartas al Plan Vive que es inalcanzable para nuestros jóvenes.
Para cambiar la tendencia actual y revertir esta situación el informe que firma la iglesia, que no son precisamente unos rojos peligrosos, habla de acometer medidas estructurales y eso pasa por elevar considerablemente la inversión. Solo así podremos ver cómo se reduce la desigualdad social y económica. Pero claro, para invertir primero hay que recaudar y las políticas fiscales del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso van en el sentido contrario. Sería preciso decirles a nuestros vecinos ricos del norte, a los que poseen grandes patrimonios, a las grandes empresas multinacionales, a los bancos que tienen sus sedes en nuestra región, a las eléctricas, que deben pagar un poquito más para que se reduzca esa brecha que, sin duda, nos haría crecer aún más a todos, con más energía y, sobre todo, con más justicia social. Esa justicia social que ataca sin piedad la internacional ultra y partidos como Vox.
Ha llegado la hora de que se apueste por la fuerza del Sur, por tratar como se merecen a los trabajadores que conforman el capital humano del que se sirven las empresas para presumir después de sus abultadas cuentas de resultados. Históricamente nos han tratado mal, incluso fatal. Y ha llegado el momento de que se invierta en esta gente y en estos municipios: Nos merecemos mejores infraestructuras, una Educación de mayor calidad, una sanidad mejor, un sistema de protección más robusto... y así se lo deberíamos exigir al actual Gobierno regional y al siguiente y al siguiente y al siguiente...