Toda la política nacional pasa hoy en día por las próximas elecciones de la Comunidad de Madrid. Nadie podía imaginar hace tan sólo unos meses -que lejos de evaporarse y quedar totalmente fuera de juego- Isabel Ayuso fuera un referente nacional de la recuperación del Partido Popular y esencialmente un valor político en sí misma.
Y todo ello se lo debe al olfato de viejo zorro plateado de Miguel Ángel Rodríguez, quien ha tejido una estratagema que, de momento, le está dando un rédito insospechado a la favorita para los próximos comicios madrileños. Sólo un gurú de su valía podría haber adelantado la jugada como lo ha hecho M.A.R.
Ante toda la brigada de asesores de Iván Redondo, el hombre de moda en la comunicación política, Rodríguez ha tirado de manual y ha logrado conformar una especie de nacionalismo madrileño con el que está dotando a la presidenta de la Comunidad de Madrid de un discurso tan efectivo como lo es en otras partes de España. Rodríguez le ha dado tal vuelta al calcetín de Isabel Díaz Ayuso que la otrora destemplada política madrileña ha enfilado un permanente acoso al mismísimo Pedro Sánchez, que la dio por derrotada hace muchos meses.
Y es que la ‘defensa de lo madrileño’ está cosechando grandes resultados. Por encima de todo está Madrid y por primera vez Madrid no está supeditada por el contexto nacional. Ayuso, con su pinta de actriz española de los años 50, interpreta como nadie ese nacionalismo madrileño que está descolocando incluso a los más patrios de Vox. Un nacionalismo que se basa en la defensa de Madrid, harta ya de tantos estigmas que le vienen de toda la periferia, harta ya de recibir golpes de marqueses, condes y barones de todos los pueblos de España.
En los últimos días hemos oído que los madrileños no pagamos impuestos, que contagiamos de Covid a toda España, y que somos insolidarios con otras zonas de nuestro estado. Realmente la Comunidad de Madrid genera mayor riqueza que ninguna, y lo hace con 7 millones de personas en una sola provincia; dando trabajo a cientos de miles de españoles de otras comunidades a los que no somete constantemente con la cantinela de su nacimiento como algo distintivo. Madrid comienza a estar harta de poner la mejilla una y otra vez por el bien del conjunto del país. Este es el hecho que ha percibido Miguel Ángel Rodríguez con una claridad meridiana. Este pulso entre dos gurús de la comunicación sólo puede tener un ganador.
Por cierto, Iván Redondo ha cruzado el camino contrario que Miguel Ángel Rodríguez: desde las posturas más conservadoras de Iturgaiz y Monago, llegó a besar el santo con Pedro Sánchez, gran actor también. M.A.R. lo hizo al revés, desde la izquierda hasta Aznar. Y ahora, en plena segunda juventud, ha fabricado una tormenta perfecta: el nacionalismo madrileño. Será una batalla cruenta y con difícil final porque todo se despejará en un puñado de votos. Si Ayuso logra de nuevo la presidencia de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel Rodríguez habrá vuelto a sentar cátedra, ya que en medio de la nada consiguió un todo por pura anticipación y sabiduría. Cuando nadie daba un duro por Ayuso, él apostó y desde entonces doña Isabel no ha dejado de crecer. Atentos a la traca final. Falta poco.