En los primeros meses de este 2024, cerca de 1.600 inmigrantes menores de edad han llegado a España según los datos de Save de Children. Esto supone un aumento del 190% respecto a los datos del mismo periodo del año pasado. De todas estas entradas, el 80% se realizaron a través de la ruta atlántica hacia las Islas Canarias. Y los países de salida de estos niños son mayoritariamente Senegal, Mauritania y Mali, donde la pobreza es tan intensa que el futuro allí solo promete miseria, hambre y desolación.
La huida de la pobreza, de los conflictos armados, de la desesperación, es la razón que lleva a cientos de miles de personas a emprender un camino infernal hacia Europa, hacia España. No son ningún ejército con ganas de conquista, son solo seres humanos con la legítima intención de buscar un futuro. Si cruel es el viaje con todos los que lo emprenden, mayor lo es con los menores, que se echan al mar sin saber nadar, pagando lo que no tienen a las mafias, y sin saber si podrán llegar a su destino soñado.
Esta crisis migratoria ha producido un primer efecto que se ha convertido en un auténtico problema para nuestro país y que requiere soluciones inmediatas. Las Islas Canarias están desbordadas y necesitan ayuda. Es obligación del resto de Comunidades y del Gobierno de España atender las demandas canarias. Por eso se está intentando llegar a un acuerdo para que el resto de autonomías pueda atender a los menores inmigrantes no acompañados. Es responsabilidad de todos porque se trata de una cuestión de respeto a los derechos humanos.
Pero parece que nuestros presidentes y presidentas autonómicos están más preocupados por cuántos menores le toca a cada uno, si el reparto es equilibrado o si le tocan los recursos económicos suficientes o tendrán que "poner dinero". Basta ya de hacer política con esta cuestión. Nos están llegando niños medio moribundos a nuestras costas y nuestra responsabilidad es atenderlos. No son paquetes que se han caído de un carguero mercante, son personas con todos los derechos. No hablen de reparto de inmigrantes, hablen de atención a personas desamparadas.
Las Comunidades Autónomas y el Gobierno de España deben ponerse a trabajar en sintonía desde ya, proponiendo soluciones y ejerciendo sus funciones con lealtad institucional. Esto no puede ser un arma arrojadiza. Y si la ultraderecha protesta, se queja y amenaza pues que haga lo que le de la gana, nunca debimos contar con ellos. Los demás tienen que hacer lo que deben que no es otra cosa que poner los recursos necesarios para solucionar este problema. Y cuando digo los demás, me refiero a los que acaban de ponerse de acuerdo para renovar el CGPJ, si el PSOE y el PP.
Esta colaboración también debe llegar al nivel municipal, porque nuestras ciudades también pueden aportar mucho. En todo este tiempo, nadie se ha ofrecido, nadie ha levantado la mano para decir: aquí está mi ayuda. España siempre fue un país solidario ¿porqué no lo está siendo ahora? Recordemos que muchos de nuestros abuelos fueron un día como esos niños que hoy nos llegan a nuestras costas. Y encontraron refugio y futuro en otros países.
Ya habrá tiempo, cuando se atienda a lo urgente, de abordar las políticas migratorias o de pensar qué hacemos con la frontera sur de la Unión Europea, donde se produce la mayor desigualdad del mundo entre ambos lados. Pero mientras la emergencia continúa eso es lo que tenemos que atender.