"Cercanías Madrid les informa que, por averías entre las estaciones de Atocha y Recoletos, este tren circula con una demora de...", "Lamentamos informales que, por averías en distintos tramos, las líneas C4, C5, C8 y C10 sufren una demora de...". Mientras tanto, el ministro de Transportes se dedica a intentar celar a la oposición con la entrega de un premio a Pedro Sánchez de manos de la mismísima Anne Hathaway, o eso pensaban...
Día sí y día también los madrileños tienen que aguantar cómo sus trenes se retrasan o incluso se quedan parados en mitad de túneles por averías en las instalaciones de las Cercanías de Madrid. Los más afortunados pueden bajarse en la siguiente estación para tomar otro método de transporte y los que no, simplemente, se aguantan.
Día sí y día también vemos viajeros hacinados en los andenes, suplicando tener un hueco en el próximo tren, aunque tengan que meterse como sardinas en lata, porque no pueden arriesgarse a llegar tarde al trabajo, a casa o Dios sabe dónde. Imagínate si vas en silla de ruedas, te quedas en la estación hasta el día del Juicio Final esperando poder subir.
Cuando cursé mis estudios universitarios, me tenía que desplazar a dos horas de distancia de mi casa, no está mal, ¿verdad? Los dos primeros años había problemas en las Cercanías, pero nada muy reseñable y que no sea relativamente típico en las instalaciones públicas. A partir del tercer año, aquello se transformó en un auténtico infierno.
Todos los días nos avisaban por el interfono de interrupciones en el trayecto por diversos motivos, más de una vez me he visto saliendo de un tren a otro por una rampa, mientras otros viajeros, hartos de esperar, bajaban a las vías y continuaban a pie hasta la siguiente estación. Cuatro años después, no solo no ha mejorado la situación, sino que vamos a peor. Eso sí, Óscar Puente se dedica a subir videos a las redes sociales con un encuadre estratégico para asegurar que invierten millones en las Cercanías de nuestra región. Que nos diga dónde ha ido a parar ese dinero exactamente, ¿en los baños de pago de Atocha?, ¿en los trenes llenos de chicles, grafitis, cristales sucios por los que no se ve si es de día o de noche?
Nuestro querido ministro también nos deleita mostrándonos fotografías de sus viajes en Ave, de todas las novedades y modernidades que han incluido, de lo cómodos que son y del espacio que hay para que todos los pasajeros quepan cómodamente. Trenes de larga distancia sin demoras porque, claro, si se retrasan mucho, Renfe pierde el dinero.
Pero bueno, Óscar, espero que por esta opinión no me añadas a tu lista negra, sé que tienes un séquito detrás buscando como sabuesos cualquier artículo, fotografía o video en el que se te cuestione o critique. Para eso sí tienes tiempo, pero para dar explicaciones a por qué desprecias de esta manera a los madrileños, nada, y no será por la cantidad de preguntas que te hacen.
Además, ministro, espero que algún día nos mires a la cara a todos los madrileños y nos cuentes por qué nos denigras. Porque tú, persona que te levantas de madrugada para llegar a tu puesto de trabajo y ni por esas lo consigues, llevándote de regalo una regañina e incluso, en algunos casos, una propuesta de despido, no te mereces este trato. Tú, ciudadano, ciudadana, que esperas que una mejora de los servicios públicos con los impuestos que pagas, que ves cómo, mensualmente y de manera rigurosa, porque no hay mes que fallen, te quitan parte del sueldo para costear los servicios, no te mereces subirte a un tren viejo, destartalado y hacinada a otro medio millón de viajeros. Porque tú, madrileño o madrileña que no puedes permitirte un coche, y no me extraña porque cada vez somos más pobres, tienes el derecho de viajar en un transporte digno.
No nos merecemos esto Óscar, ¿lo pillas?