Más allá de la parafernalia de un acto tan trascendental como la jura de bandera de la heredera al Trono, del engalanamiento de la ciudad y del chismorreo del pasado martes, no se puede negar que, en el fondo, a todos nos gusta ver ese reflejo de los cuentos de hadas que es la realeza.
Yo creo que hay dos factores para este gusto: por un lado, porque nos gusta ver la belleza, lo que consideramos, en cierta medida, inalcanzable, y por otro, porque nos da seguridad.
Sí. La corona nos da seguridad. Por supuesto, hay mucha gente a la que no le gusta que haya alguien que, por el hecho de haber nacido en determinada familia, tenga unas ventajas con respecto a los demás, pero creo que también tienen una serie de inconvenientes, de peajes, que tienen que pagar por ser quienes son.
Esos peajes les hacen saber, desde que llegan al mundo, cómo se deben comportar en determinadas situaciones, cuál es su papel en un acto, cómo deben representar a un país. Porque lo han visto, porque se lo han enseñado y porque tienen a un montón de gente dedicada a adiestrarlos.
Cualquiera puede aprender a comportarse, claro que sí. La propia Reina lo ha hecho y no le ha ido mal. También supongo que el Rey ha aprendido de ella cómo son las familias normales, y estoy segura de que eso también sirve para gobernar mejor.
¿Gobernar? No, la familia real no gobierna. Al menos no en España. Sólo dan relumbrón. Son "consultivos", representativos... Pero nos gustan.
Son altos, guapos, visten bien y saben estar. La princesa Leonor, con sus 18 años recién cumplidos lo ha demostrado en sus últimas apariciones en general y en el acto del martes en particular.
Nadie le ha preguntado si quiere ser reina. No creo que haya tenido muchas posibilidades de planteárselo ella misma. Es algo a lo que no se renuncia fácilmente, porque casi nadie puede acceder a ello. Si encima "das el pego" aún menos. Así que no le queda otra, tiene que asumir la responsabilidad de serlo cuando le toque, y comportarse como si lo fuera desde siempre.
Tiene una prima que quiere ser influencer y se pasa la vida de fiesta en fiesta. Su primo se ha tenido que ir con el abuelo porque aquí desfasó demasiado. Tiene un tío que utilizó su posición para robar a todos los españoles y mucha familia que vive del cuento. Leonor se ha codeado con la flor y nata mundial y ha visto que hay muchos que hacen lo que quieren. Que tienen más dinero que ella, que van donde les apetece y que se pueden permitir no hacer nada de provecho.
Pero ella no, ella tiene que formarse para ser la reina de España. No se puede permitir suspender un curso, tomarse un año sabático o pasarse en una fiesta. Tiene que hacer una formación militar en la mitad de tiempo que cualquier recluta. Con solo 16 años se tuvo que ir a un internado británico (nada más lejos del confort y el relax). Después hará una carrera universitaria (no lo que quiera, algo que sea de utilidad para el gobierno) y se la tendrá que sacar con nota.
Por supuesto, no vivirá el problema de enfrentarse al paro juvenil, no le faltará de nada y no tendrá que preocuparse porque no le dejen entrar en donde quiera, pero no decidirá por sí misma, si le dejan tomar una decisión, tendrá que hacerlo por todos nosotros: y solo tiene 18 años.