El próximo 20 de noviembre de 2025 se cumplen 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco, una fecha que marcó el inicio de la recuperación de la Democracia para un país que vivió sumido en una férrea y sangrienta dictadura durante cuatro décadas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció hace unos días que su Ejecutivo prepara para el próximo año más de 100 actos para poner en valor este tiempo que ha bautizado como "España en libertad".
El objetivo, en palabras de Sánchez, es "poner en valor la gran transformación lograda en este medio de siglo de democracia y homenajear a todas las personas y colectivos que la han hecho posible". Para ello se está trabajando en la celebración de actividades culturales y eventos que lleguen a las calles, las escuelas, las universidades y los museos a partir del próximo 8 de enero.
El anuncio del presidente ha levantado ampollas en la derecha y la ultraderecha y, como no, la abanderada de las críticas ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso que tardó poco en anunciar que "Pedro Sánchez ha enloquecido. Como su gobierno está en sus últimas horas, ha decidido quemar las calles y provocar violencia con grupos muy minoritarios, que últimamente salen justo cuando el lo pasa mal. La Comunidad de Madrid, garante de la Transición, la libertad y la Constitución, no se sumará a uno solo de estos eventos e iniciativas promovidas por Sánchez. Madrid con la democracia y contra el guerracivilismo".
Algunos estarán acostumbrados a los excesos verbales de la presidenta madrileña, pero otros no paramos de llevarnos las manos a la cabeza, y con razón, por la táctica política de una dirigente que ha labrado su poder sobre el pedestal de la confrontación, el insulto o la polarización. Mientras tanto, acusa a sus rivales de azuzar a la población, generar odio y provocar violencia ¿En serio señora presidenta?
Después de 50 años de una consolidada y fuerte Democracia, los españoles podemos sentarnos a debatir sobre lo que supuso el final del franquismo para nuestra sociedad actual. Somos lo suficientemente maduros en términos políticos y sociales para poner encima de la mesa los avances que ha vivido este país desde entonces. ¿Por qué le da miedo a la Ayuso debatir sobre la figura de Franco?
La muerte del dictador supuso el final de una época muy oscura que mantuvo a nuestro país en un aislacionismo que nos dejó muy atrás respecto de nuestros vecinos europeos. Y también supuso la recuperación de la Democracia, con mayúsculas, que nos ha dado la mejor época de bienestar y avance económico y social de toda nuestra historia. Eso ha hecho posible lo impensable hace cinco décadas, que 2024 nuestra economía haya sido la más eficiente del mundo, con un crecimiento cuatro veces superior al de los países de la OCDE. Y todo ello en un contexto muy desfavorable, con medio mundo devastado por horribles e inhumanas guerras; y con sociedades sumidas en falacias, fake news, algoritmos orquestados por poderosas empresas o teorías ridículas que tienen como objetivo acabar o domar a su antojo las democracias liberales de los países más democráticos.
Y ¿saben que? pues que me parece muy oportuno recordar todo lo que nos ha traído hasta aquí, todo lo que consiguieron nuestras generaciones pasadas, todos los sacrificios que hicieron para que nosotros disfrutemos del país que tenemos. Hay que recordar que un 26% de los chicos (no chicas) de la generación Z, lo que tienen menos de 26 años, creen que en algunas circunstancias es preferible un sistema autoritario que una democracia. Esta claro que si uno de cada cuatro muchachos creen esto es que algo estamos haciendo mal. La memoria democrática de nuestros jóvenes tiene lagunas y hace falta 'vitaminarla'.
Por eso hay que poner en valor todo lo que sucedió cuando Franco dejó de marcar el paso de nuestro país, porque no puede ser que nuestra juventud no conozca y reconozca los logros alcanzados desde que el dictador desapareció. Y fue mucho lo conseguido: la legalización de los partidos, las primeras elecciones, la recuperación de la libertad de expresión, la amnistía de los presos políticos, los Pactos de la Moncloa, el Estado Social, la conquista de los derechos de las mujeres, el nacimiento del Estado de las Autonomías...
Parece que a nuestra presidenta también le falla esa memoria democrática. No es posible que defienda que Madrid (siempre Madrid) haya sido garante de la Libertad, de la Transición y de la Constitución y negar el hecho mismo que provocó todo aquello. Tuvo que morir el dictador para que viniera todo lo demás.
Eso sí, se debe afrontar esta efeméride, estos 50 años de España en Libertad, desde un prisma constructivo, educativo, entre todos, sin rencor, sin revisionismos, como se hizo en la Transición. Es necesario, en un momento en el que todo el mundo cree que la democracia está en peligro. Pues pongamos nuestros valores democráticos por encima de todo para poner a salvo nuestra preciada democracia.