No importan los vecinos, no importan hasta el punto que se crean polémicas para sacar rédito político, se crea una idea en las cabezas de todos esos pobres ciudadanos, que se quedan con el run-run de si esta o aquella infraestructura afectará a su salud, o a su descanso, sin tener muy claro si de verdad es así, porque lo importante es ver las movilizaciones, mucha gente en la calle, mucha protesta social, movida, casi siempre, desde ciertos ámbitos políticos.
Nos movilizamos contra la amnistía, contra los cantones de limpieza y contra los vertederos, pero cuando todo se consuma no volvemos a decir ni mu, no pasa nada. Sánchez pagará el precio para llegar a la Moncloa y, una vez que vuelva Puigdemont a España, con una alfombra roja y sin ninguna causa pendiente, a todos nos dará igual, porque, en el fondo, aunque lleguemos justos a fin de mes, llegamos con un plato de comida sobre la mesa, un móvil en la mano y una tarifa plana de Internet, ¿para qué queremos más?
Los cantones de limpieza de Madrid nos molestan porque nos quedan al lado de casa, no queremos ver la mierda que generamos. Seguiremos tirando los papeles en la calle y querremos que los recojan los barrenderos. Nos da un poco igual de dónde venga esa gente son sus carritos de la limpieza, a no ser que ese lugar esté al lado de mi puerta, o del colegio de mis hijos, porque huele mal.
Pero es normal que nos preocupemos por lo que haya al lado de casa
Pero es normal que nos preocupemos por lo que haya al lado de casa, ya sea un cantón de limpieza, una antena telefónica o un casa de apuestas, lo que no es normal es que los políticos lo aprovechen para aumentar nuestro desasosiego. La oposición se echa a la calle antes de preguntar cómo es el cantón, la cantidad de ruidos o de olores que generará o si hay alternativas para llevarlo a otro lado. Se supone que hay comisiones para informarse de esas cosas y no hacer alarma social.
En realidad, a los políticos no les importan mucho los olores y los ruidos que tendrán que soportar los vecinos, ni tampoco si los barrenderos tienen que cruzar una autopista con sus carritos, lo que ellos quieren es salir en la foto. Porque igual se creen que ganarán votos por manifestarse en Montecarmelo o en Vicálvaro, pero lo cierto es que la gente tiene decidido su voto, haya o no cantón de limpieza, sobre todo, porque todos sabemos que no importa el nombre o el color del alcalde, el cantón se pondrá.
Y si no, recuerdo la planta de residuos de Loeches, hoy ejemplo a seguir para la Comunidad de Madrid. Durante muchos años, mientras estuvo en la oposición, fue criticado por el socialista Javier Rodríguez Palacios, que cuando llegó a la alcaldía y a la presidencia de la Mancomunidad del Este, lo construyó, con su vertedero colindante, por supuesto.