Me meto a Twitter, respiro, un segundo, dos segundos, tres segundos, cuatro... Ha pasado un minuto y todavía no asimilo los mensajes que tengo delante, "que les deporten a su país", leo, "aquí no les queremos", "voy a pedir un refuerzo del Cuerpo Nacional de Policía", "me preocupa cómo va a ser la convivencia, cómo va a afectar a la vida de mis vecinos"... Y leo el titular, la bomba que ha hecho saltar las alarmas: "El Gobierno trasladará migrantes de Canarias a dos campamentos militares en Carabanchel y Alcalá de Henares".
Los primeros en protestar han sido los verdes, los que defienden un país que sin su diversidad de culturas y personas, señores, no sería NADA. Me imagino que sabéis de quienes hablo, aun así, se merecen una mención especial, los simpatizantes de VOX en Alcalá merecen su minuto de oro, ya que se han tomado las molestias de redactar una nota de prensa donde reducen a los migrantes a meros números o, mejor dicho, a seres que no merecen aspirar a un futuro mejor en una nación donde no se les mate en cada esquina, donde puedan trabajar bajo condiciones laborales algo más dignas (no voy a esconder ahora la explotación que también se vive en España), o donde no se mueran de hambre al intentar conseguir un simple mendrugo de pan.
"Sumisión, miedo y violencia es lo que el Gobierno quiere para nuestra nación", afirma la formación en su comunicado. ¿Miedo? Miedo tengo yo como joven de que políticos así puedan tomar decisiones de peso. Señores, ¿ustedes se han puesto en el lugar de estas personas? ¿Han probado a irse de su país con una mano delante y otra detrás en busca de fortuna? ¿Han podido vivir el rechazo, las miradas que te hacen sentir escoria? Quiénes son ustedes para pisar así la dignidad de nadie. "La corrección política es una enfermedad que nos costará muchas vidas", claro que sí, todo es posible, pero prefiero que en mi conciencia no quede el colaborar en muertes que estamos viendo día sí y día también, muertes REALES señores. Esto no es xenofobia ni racismo, es puro asesinato social.
Pasamos de rosca, dejamos una parte del Gobierno de Alcalá para irnos a la otra. La alcaldesa de la ciudad también ha decidido mojarse en este tema y lo ha hecho pero bien. "Voy a pedir un refuerzo del Cuerpo Nacional de Policía", "estamos preocupados", "me preocupa cómo va a ser la convivencia, cómo va a afectar a la vida de mis vecinos", ¿y los migrantes? Que les den. Señora alcaldesa, si en algo estoy de acuerdo con usted es en ejecutar un plan de acogida, pero creo que tenemos enfoques distintos. Se debería desarrollar, en coordinación con todos los medios que tenemos, que no son pocos, actuaciones que permitan una atención integral y personalizada de todas las personas que lleguen. Conocer su historia, su pasado, su sufrimiento, sus carencias, sus miedos... hacerles recuperar esa dignidad que muchas veces creen perdida entre las pateras, las hélices de algún barco, o el agua del mar que les ha empujado, exhaustos, hasta la orilla.
Señores del Gobierno de España, o lo que queda de ella, sentados en sus tronos, con la calefacción encendida y una buena taza de café, ¿se lo han planteado? Está muy bien sembrar la discordia con este tipo de decisiones porque, por mucho que se hagan los dignos, saben que esta noticia iba a hacer estallar a aquellos que os están comiendo en número de votos, pero ¿era necesario utilizar personas al borde del colapso, del sufrimiento extremo, para ello?
Se nos llena la boca al hablar de la España vaciada, de las grandes ciudades y su masificación, del desierto demográfico que está asolando a nuestro país... Pero ni siquiera proponemos medidas EFICACES, repito, EFICACES, para paliarlo. Se me ocurre, por ejemplo, llenar esos pueblos vacíos con todas estas personas que llegan buscando rehacer sus vidas en una zona donde se lo puedan permitir. Les damos un trabajo con el que puedan ganar un sueldo digno que les permita acceder a una vivienda en estos pueblos donde el precio es mil veces más asequible que en las grandes ciudades a las que se les están llevando. Y así, no solo se consigue repoblar estas zonas, sino dotar de dignidad humana a aquellos que lo han perdido todo, humanidad y solidaridad, no es muy descabellado, ¿verdad?
Sin embargo, tampoco me creo Einstein. Estoy segura de que a alguno de ustedes ya se les había ocurrido esto, aun así, no lo ejecutan, no mueven un dedo por conseguir salvar un país que se hunde por momentos, ni a una sociedad que se enriquece cuando comparte con el otro. Ustedes prefieren colgarse la medalla de salvadores, superhéroes al rescate de los más necesitados que sueltan en las ciudades a su propia suerte. Por lo tanto, sí, USTEDES SON EL PROBLEMA.
Hacerles recuperar esa dignidad que muchas veces creen perdida entre las pateras, las hélices de algún barco, o el agua del mar