OPINION | ¿Y si las cloacas del Estado existen?

Roban más de 150.000 portátiles al día sin encontrar a los culpables, salvo a los presuntos ladrones de los abogados de la pareja de Ayuso, ¿en serio?

Roban más de 150.000 portátiles al día sin encontrar a los culpables, salvo a los presuntos ladrones de los abogados de la pareja de Ayuso, ¿en serio?

Una simple opinión.

Imagen: Redacción

Hoy quiero lanzaros una pregunta: ¿Y si las cloacas del Estado existen? Hacía mucho que no se escuchaba este concepto, por lo menos desde que tengo uso de razón, pero me parece un buen momento para sacarlo a la palestra con uno de los últimos casos más llamativos de la actualidad madrileña, incluso nacional.

 

Hace apenas unos días, los abogados de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid fueron víctimas de un presunto delito de allanamiento de morada. Además, los posibles delincuentes sustrajeron varios aparatos tecnológicos de uno de los letrados. Este robo fue puesto en manos de las autoridades competentes, con la suerte de que, apenas dos días después del suceso, apareció el ordenador robado de camino a Marruecos. La Policía Nacional intervino el objeto e identificó a los presuntos culpables del robo, difundiéndose esta noticia por todos los canales de comunicación que conocemos. 

 

Sin embargo, tras analizar la información, me surgió una pregunta, también motivada por las teorías de un grande de la investigación. La cuestión es la siguiente: Si se llegan a robar un millón de ordenadores al día, aproximadamente, y no se recupera ni un tercio de los mismos, qué casualidad que el del abogado de González Amador sí y, además, de las manos de los propios responsables. Es más, "cazaron" a los presuntos ladrones de origen marroquí yéndose, precisamente, a Marruecos.

 

Con este último detalle, surge un segundo interrogante: ¿no es curioso que entre en juego uno de los países que más titulares nacionales está copando actualmente? Las relaciones entre el presidente del Gobierno de España y Marruecos son tan alabadas como criticadas. A esto se le une la teoría de que Pedro Sánchez está movilizando la maquinaria del Estado para ir contra un adversario político, Isabel Díaz Ayuso, llevándose por delante a un particular, Alberto González Amador, su novio. Y, ahora, tenemos a un par de marroquís intentándose llevar el ordenador de la pareja de la presidenta regional a Marruecos, país amigo de Sánchez, para Dios sabe qué. ¿No os parece de chiste?

 

Si bien es cierto que no soy un sabueso de los casos policiales, sí soy una fan. Cada paso dentro de una investigación para hacerse con las pruebas y esclarecer los hechos me parece no solo un trabajo elogiable, sino un arte. No obstante, hay delitos y delitos, hasta ahí llegamos todos, y la sustracción de objetos de particulares no suele estar en el 'top 1' para movilizar a un arsenal de policías. Además, una vez se recuperan los aparatos robados, estos ya han pasado por varias manos, volviendo complicada la identificación del culpable o los culpables de la sustracción inicial. ¡Menos en este caso! Tan solo dos o tres días han necesitado para encontrar lo que en otros casos lleva, por lo menos, un par de semanas. 

 

Es verdad que todos los aspectos mencionados son teorías no sustentadas en un documento oficial, pero tampoco necesitamos un papel que nos diga que está lloviendo cuando vemos el agua caer, o un termómetro que señale la temperatura exterior cuando salimos y nos helamos o, por el contrario, nos asamos. Solo apelo a la cordura y al sentido común para entender que sí, las cloacas del Estado existen, pero creo que no como nosotros nos pensamos.

 

Creo que detrás del robo a los abogados de González Amador hay una operación de Estado para hacerse con información que pueda ponerle contra las cuerdas, pero no creo que el objetivo sea que la información de este señor llegue a Marruecos. Mi teoría conspirativa consiste en que varios expertos en ciberseguridad y otras materias, pagadas por un conjunto de personas que necesitan cubrirse las espaldas porque están hasta las cejas de secretos o de la "mierda" de las cloacas, se han hecho con el portátil para obtener un duplicado del contenido del ordenador y, después, se ha deshecho del mismo. A mi juicio, los presuntos ladrones que han identificado son unos pobres que se han visto envueltos en la treta, un daño colateral, pero el trasfondo del caso es más complejo, tanto que incluso asusta. 



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