Nos dan oxígeno, sombra y alimento. Desde la más remota antigüedad, su madera sirve de combustible para calentarnos y para edificar casas donde vivir. Aportan beneficios para la salud. Y brindan paz y serenidad. Millones de años antes de que la especie humana empezase a caminar sobre dos extremidades por la sabana africana, ya estaban aquí. No nos deben nada. Y les debemos casi todo. Y hoy, 380 millones después de su aparición, son seres vivos con los que convivimos en las ciudades.
Los árboles, fuente de vida, también son habitantes de urbes y pueblos. Y si el padrón municipal de Rivas Vaciamadrid dice que 103.000 personas pasean hoy por sus calles, la suma del inventario municipal de arbolado y del inventario del parque Mazalmadrit eleva a más de 121.800 el número de ejemplares que se estiran en busca de más altura. Sí, en Rivas viven más árboles que personas [y no se cuentan los 40.000 ejemplares plantados en los últimos 11 años en el bosque Scania, al otro lado de la A-3, ni los que quedan fuera del perímetro urbano ni los que crecen en jardines privados ni son de mantenimiento municipal].
Rivas siempre ha prestado especial atención a su patrimonio verde. Desde que la localidad empezará a brotar a principios de los años 80, con apenas 600 residentes en el casco antiguo, los parques y jardines han florecido a la par que viviendas, colegios, instalaciones deportivas y comercios. Hoy, tras 40 años de desarrollo urbanístico, casi el 18% del suelo urbanizado es zona verde: de los 19,3 km2 que ocupa la trama urbana, 3,38 km2 los acolcha un jardín o parque.
Y si proyectamos la mirada hacia el horizonte de cerros, acantilados, lagunas y riberas que abrazan desde la distancia a esta ciudad, asoma otro dato medioambiental: el 75% del término municipal pertenece al Parque Regional del Sureste (uno de los tres parques naturales que existen en la Comunidad de Madrid, además del nacional de la sierra de Guadarrama).
Vivir en Rivas es vivir a 15 kilómetros de la Puerta del Sol. Y también es vivir a las puertas de cortados donde confluyen los ríos Jarama y Manzanares. Y vivir en una ciudad con 69 parques o grandes zonas verdes, según datos que facilita Érica Valiente Oriol, jefa de Parques y Jardines de la empresa municipal Rivamadrid. Toda esa masa verde alfombra el equivalente a 338 campos de fútbol: 3,38 millones de m2 [y no se incluyen zonas ajardinadas públicas de menos de 1.000 m2 ni las de las mancomunidades (suelo privado de uso público)].
RECONOCIMIENTO MUNDIAL
Tras el mes de marzo más lluvioso de la historia desde que se tienen registros en 1893, llega la primavera y reverdecen los parques. Todo ese patrimonio natural urbano revive cuando la ciudad recibe, por quinto año consecutivo, la distinción de ‘Ciudad arbolada’ (‘Tree cities of the world’, por sus siglas en inglés). Se trata de un reconocimiento que otorgan Naciones Unidas, a través de su Fundación para la Alimentación y la Agriculura (FAO), y la Fundación Abor Day.
Solo 210 ciudades del mundo, de 24 países, pueden lucir este distintivo. Al igual que Rivas, en España suman reconocimiento 16 municipios, y por quinto año consecutivo también Alcalá de Henares, Las Rozas (ambos en Madrid), Cieza (Murcia) y el área metropolitana de Barcelona.
Para ser ‘Tree citiy of the world’ se requiere cumplir cinco estándares. El primero, la existencia de una autoridad de arbolado, que en Rivas ostenta la Concejalía de Transición Ecológica. También se exige disponer de una política de arbolado, que se encauza a través del Plan de Gestión de Arbolado creado en 2018. Otro requisito pasa por inventariar los árboles (desde 2010, con actualizaciones anuales y de consulta pública ejemplar por ejemplar en la web municipal rivasciudad.es, sección ‘Transición Ecológica’).
Además, se debe invertir un presupuesto específico (solo en 2024 Rivamadrid destinó 144.344 euros en nuevas plantaciones y 388.446 euros en el mantenimiento de los ya existentes). El quinto es hacer partícipe a la ciudadanía de la estrategia medioambiental mediante la convocatoria de plantaciones: si algo moviliza desde siempre a muchas familias de esta ciudad es juntarse una mañana de fin de semana, agachar las lumbares y plantar semillas de futuro.
Entre todo ese patrimonio arbóreo urbano que florece ahora (sin incluir ejemplares que crecen en el municipio más allá de la ciudad), destacan nueve árboles singulares que los servicios municipales seleccionaron en 2024 para la campaña europea EUTreeTag: dos encinas del olivar de La Partija; un olmo y un álamo en el parque de Montarco; un olmo en la urbanización Pablo Iglesias; otro olmo en las pradera de la piscina de verano del Casco Antiguo; dos cipreses del cementerio municipal y un ciprés en el parque situado entre la avenida de los Almendros y la calle de los Picos de Urbión.