El Ayuntamiento de San Fernando de Henares ha puesto en marcha una iniciativa para los adolescentes de la ciudad, los talleres de Arteterapia, unas actividades que pueden "salvar" a muchos jóvenes. ¿Cómo? Ayudándoles a canalizar sus emociones, entenderlas y gestionarlas, fomentando su autoconocimiento y, con ello, su autoestima, temas que poco se tratan y son fundamentales, sobre todo tras los estragos que ha dejado la pandemia. Por ello, y para profundizar en el conocimiento de estos talleres, desde Televisión Digital de Madrid hablamos Alba Onrubia, miembro del colectivo de terapeutas llamado Kálika, desde donde se imparten dichas actividades.
"Estos talleres se imparten para aquellos chicos y chicos que están un poco más "apartados" de esa comunidad académica, para aquellos que tienen más problemas o se encuentran dificultades para seguir el ritmo habitual de las clases", explica Onrubia, quien afirma que el propio Ayuntamiento está preocupado por la situación de los jóvenes y adolescentes de la ciudad, "están preocupados por esta nueva situación de desmotivación".
Nos adentramos en la Arteterapia
Y ¿cómo se puso en marcha esta iniciativa? "Yo formo parte de un colectivo de terapeutas llamado Kálika Arteterapia, y dentro de nuestro grupo conformado por mujeres, una de las miembros es de San Fernando y conocía bastante la realidad de la localidad, y los espacios donde podríamos implementar la Arteterapia". Por ello, pensaron en proponer al Ayuntamiento practicar estos talleres en diferentes institutos de la ciudad, con la gran coincidencia de que el consistorio también se encontraba en un proceso de búsqueda de este tipo de actividades, por lo que su implantación fue rápida y eficaz.
Pero, ¿en qué se basan este tipo de talleres? Y, lo que es más importante, ¿qué aporta a aquellos que los practican? "El enfoque de la Arteterapia es muy social, está dirigido a aquellas personas con mayores dificultades o con una situación de mayor vulnerabilidad. Creemos que a través de esto, de la reconexión con la creación artística, de volver a empoderar de cultura, uno puede ser más parte de la sociedad, pero sobre todo, de sí mismo, y desde sí mismo".
El simple hecho de poder expresarse es algo terapéutico, es sanador, ellos van fraguando una confianza de sí mismos
Un espacio de escucha sin prejuicios
Así, aquellos que participan en estas actividades se encuentran con un lugar o, para ser precisos, "un espacio de escucha, pero de una escucha sin prejuicios, sin que sea esa estructura del adulto siempre poniendo sus propias normas sobre una persona que ya está en proceso de construcción. Es un espacio de expresión, que les permite conectar con aquello que están sufriendo".
Y es que, la adolescencia es un periodo complejo, donde "los chicos y chicas están forjando su propia identidad, y en este espacio, al ser un espacio de seguridad, de confianza, de acogimiento y de acompañamiento, se permiten ir encontrando eso que ellos son" así, "el simple hecho de poder expresarse es algo terapéutico, es sanador, ellos van fraguando una confianza de sí mismos".
Una experiencia sanadora
"El espacio de la creación te permite conectar con las emociones que tienes dentro, y permite darles salida, reconocerlas, darles un espacio y, a partir de ahí, poder hacer algo significativo con ellas", afirma Onrubia, quien comparte una de las experiencias que ha vivido dentro de estos talleres, "había un adolescente que estaba muy cerrado, constantemente entraba en conflicto con la arteterapeuta, conmigo en particular, le costaba mucho crear, todo eran páginas en blanco en las que ponía un dibujito pero sin mucha implicación. Esto lo convertimos en un proceso, en una obra que fue cambiando día a día".
Para este adolescente, todos los días eran iguales, eran lo mismo. "todos los días sentía la misma angustia, la misma sensación de paralización, la misma sensación de bloqueo. Sin embargo, poco a poco fue avanzando en pequeños detalles que iba incorporando a esa obra. Al final del proceso se recogieron todos esos momentos, a los que se les había hecho una fotografía, y se le devolvió un vídeo. Él fue capaz de ver en ese video que algo había cambiado, por primera vez como que fue capaz de reconocer que había una sensación de angustia, de miedo, pero que algo había cambiado. De hecho pidió volver a ver el video varias veces".
Anímate y ¡participa en los talleres!
Una experiencia "sanadora" que muchas personas quieren repetir, "una vez que lo prueban, una vez que están ahí, lo que quieren es continuar, les da pena que se terminen los talleres. Esta buena acogida nos ha motivado a que las ediciones se vayan sucediendo en el tiempo", afirma la arteterapeuta. Por ello, anima a todos a probar estos talleres, "no hay nada bueno ni malo en la Arteterapia, no hay que saber pintar, o tener dotes especiales, de lo que se trata es de ir conectando con lo innato que llevamos dentro, la creación. Mirarse hacia uno mismo o una misma desde un enfoque de disfrute, de explorar, de aprender a abrirse, creo que jugamos con cierta ventaja, porque es algo que motiva de por sí".