La pandemia del covid-19 ha dejado estragos en la sociedad, no solo económicos, sino también psicológicos. En Televisión de Madrid contamos con la presencia de Jorge Pernía, psicólogo clínico del Hospital Universitario de Torrejón, para conocer algunas de estas secuelas que predominan, sobre todo, entre los adolescentes.
Desde el centro, se dieron cuenta del gran aumento de pacientes jóvenes que llegaban al Servicio de Urgencias con problemas en su salud mental. "La pandemia lo que ha puesto a prueba, fundamentalmente, es el grado de cohesión de las familias. Así, aquellas familias que han funcionado como tal, se han agrupado, y han podido soportar mejor ese aislamiento externo. Pero, aquellas familias que tenían graves grietas, donde no hay un nivel suficiente de intimidad, lo que ha hecho es saltar por los aires muchas situaciones, sobre todo con adolescentes", afirma Pernía.
Así, los casos más comunes que se han encontrado en el Hospital son aquellos propios de este grupo de edad. Desde ingesta de medicamentos hasta autolesiones, pasando por fuertes discusiones familiares. "Digamos que la pandemia ha puesto de manifiesto las carencias que vivían estas familias previamente".
Lo peligroso de las redes sociales es que se puede agredir con mucha facilidad y eso marca a una persona de por vida
Además, durante esta época pandémica, el uso de las redes sociales ha incrementado de manera exacerbada. El confinamiento abocó a las personas, sobre todo a los jóvenes, a introducirse en el mundo de Internet para afianzar los lazos extrafamiliares. "Las redes sociales han servido también para canalizar todas las miserias de las relaciones, todos los resentimientos, todos los afectos... Lo peligroso de las redes es que es tal la difusión, con tanta facilidad se puede difamar, agredir o denostar a una persona, que eso le marca a uno para toda la vida", explica el profesional, y añade que "sí, sí hay agresiones fuertes y situaciones difíciles a través de las redes sociales".
Ante este paradigma, hay unos comportamientos que han predominado entre aquellos adolescentes que más "sufrían", los comportamientos agresivos, que se manifestaban de diferentes formas. "Cuando una persona no puede contener un estado de tristeza o de frustración lo que hace es intentar evacuarla, bien hacia afuera, agrediendo a alguien de su entorno, o hacia dentro, agrediéndose uno a sí mismo".
En esta línea, es interesante cómo se diferencian las actitudes de las chicas de las de los chicos. "Entre las chicas predominaban más las autolesiones, la ingesta de fármacos... En los varones, no es exclusivo, pero suele ser así, hay una mayor tendencia a la agresión externa, que va desde el puñetazo en la puerta, hasta la agresión al hermano o a los padres".
Escuelas de familias como nueva institución
Y, ¿cómo podemos reconducir estas situaciones? ¿Solucionar estos problemas que atacan a nuestros adolescentes? Jorge Pernía afirma que las escuelas de padres son fundamentales, "yo propondría estas escuelas más poderosas, como algo institucionalizado en los colegios, porque a veces los padres creen que castigar es educar, y no tiene nada que ver. Y controlar tampoco es hablar con los hijos. Por otra parte, en salud mental necesitamos más personal, estamos trabajando muy poco con chavales que se encuentran en una situación muy delicada, donde una intervención adecuada con ellos y, muchas veces, con las familias, puede ser crucial".
Además, el profesional afirma que "la labor preventiva, a nivel familiar, no solo a nivel individual, es tan importante en pequeños aspectos educativos que los padres traen a los hijos, que sería de mucho valor poder abarcar más, porque somos muy pocos los profesionales en este área".