El ‘Cartero Mariano Adillo' cuenta desde hoy con un espacio público dedicado a su figura, tras descubrirse el monolito que con su nombre designa el parque urbano situado entre las calles Río Manzanares y Dalí. La propuesta de bautizar este espacio público con el nombre de quien desde mediados de los años 80 repartió cartas y palabras amables y cordiales entre quienes se cruzaban con él, fue aprobado por unanimidad en la sesión del pleno celebrada en el mes de febrero.
Dicho acuerdo se ha materializado en un acto en el que han estado presentes 60 personas, entre familiares, miembros de la Corporación, con el alcalde David Conde al frente, y en representación de Correos, Ana Isabel López Rivas, gerente de Productos y Servicios del Área Centro; María José Figueroa Aranda, jefa de Sector de Productos y Servicios del Área Centro de Correos; Libertad Galán Nicolás, directora de la Oficina de Correos de Valdemoro, y personal que desempeña su labor en la oficina de Correos en la que Mariano Adillo Arcos prestó servicio.
Coincidiendo con el tercer aniversario del fallecimiento de este vecino de Valdemoro y funcionario de correos durante más de tres décadas, Mariano Adillo ha pasado a formar parte del callejero local al bautizar con su nombre un parque con una extensión de 3.000 metros cuadrados, ubicado entre las calles Dalí, Río Manzanares, Complejo Deportivo Río Manzanares y la glorieta de las Avutardas.
De esta forma, el Ayuntamiento de Valdemoro rinde tributo a este valdemoreño procedente de Huélamo (Cuenca) que, tras ejercer la profesión de cartero en los barrios de San Cristóbal, Ciudad de los Ángeles y Villaverde, recaló en Valdemoro a mediados de los años 80 para quedarse y ganarse el aprecio de unas gentes que, según decía, le hacían evocar a sus ancestros.
La propuesta de bautizar este espacio con el nombre del cartero fue aprobado por unanimidad
Mariano sostenía que el oficio de cartero permitía establecer un trato continuo con los vecinos y estrechar lazos afectivos y no eran sólo palabras, cada día lo ponía en práctica; empatía y trato humano fueron fundamentales para este repartidor de misivas y amabilidad.
Este singular cartero se integró además en el tejido sociocultural local y, como muchos otros vecinos y vecinas venidos de fuera, contribuyó a dotar a Valdemoro de actividades culturales que enriquecieron y permitieron que el municipio avanzara cada vez más.
Gracias a su inclusión en el callejero y a las denominaciones de distintos espacios y edificios públicos, han pasado o pasarán a la posteridad otras figuras insignes de Valdemoro como el practicante Ramón Macías, el doctor de La Calle, el maestro Román Baíllo, la también docente Doña Leonor del Álamo, el capitán Duque, el atleta internacional Jesús España, las alumnas del Juncarejo o el jesuita experto en Oriente Diego de Pantoja. Sus placas en calles, parques, colegios, pabellones deportivos o glorietas permitirán mantener viva su memoria, como ahora la del recordado cartero Mariano Adillo.
El acto concluyó con la interpretación de dos piezas –La vida es bella, de Nicola Provani, y Por una cabeza, de Carlos Gardel- a cargo de los profesores de la Escuela Municipal de Música y Danza, Eva Sierra, chelista, y Eduardo de la Fuente, violinista.