Tal y como hemos presenciado durante esta dura época de pandemia, aquellas personas que han pasado el COVID-19 va a quedar marcados. Unos de los aspectos que más repercuten son las posibles secuelas que puedan quedar, ya sean físicas o psicológicas. Estás pueden suponer un cambio de vida, desde los más conocidos como la pérdida de olfato o gusto, hasta deficiencias respiratorias o depresiones. 

Debido a ello, surgen programas de rehabilitación de secuelas COVID como es el caso del Centro de Mayores DomusVi de Valdemoro. Este programa se pone en marcha con el objetivo de optimizar y restaurar las capacidades que han podido perder y poder recuperar, sobre todo su independencia. 

La Directora del Centro, Rocío Martín Cruz, así lo ha hecho saber: “En DomusVi Valdemoro hemos implantado ya este programa de rehabilitación que está enfocado en atender las necesidades de nuestros pacientes y pacientes externos que han sufrido una infección aguda por el virus y que presentan secuelas neurológicas que afectan a la parte motora, física, cognitiva y sensorial”.

El tiempo de recuperación, según nos han podido informar desde DomusVi es “variable”, es decir, depende del grado de secuelas que presente el paciente y que son valoradas por diferentes profesionales del centro. Rocío Martín indica que “un tiempo medio en unas secuelas leves puede ir de 3 a 6 meses, incluso llegar al año”.

Daños psicológicos

Destacan que una de los factores más importantes es la recuperación psicológica, que en muchos casos se deja de lado solo obviando las secuelas físicas. Aquellas personas que hayan tenido que pasar el virus durante semanas o meses aislados en camillas o habitaciones, han tenido que sufrir y sobreponerse al virus desconectado de familiares y amigos y en muchos de los casos no han podido ver como sus familiares se marchaban sin poder despedirse ellos. Además, también supone un varapalo grande para la familia del paciente que también desde DomusVi tratan de ayudar.

Eva Mesa, Neuropsicóloga del Centro DomusVi de Valdemoro, explica que “entre un 40 y un 60% de los pacientes que han sufrido la COVID tienen secuelas como la saturación de la memoria, alteraciones en el estado de alerta, pérdida de atención o la velocidad de procesamiento”. Estas secuelas son tratadas a través de diferentes ejercicios con los pacientes para intentar potenciar sus capacidades a nivel cognitivo, emocional y conductual. Además, trabajan para enseñarles cuáles son las consecuencias que van a tener y que deben aprender a vivir con ellas de la manera más natural posible.

Peligros de perder el olfato y el gusto

Otro de los aspectos más comunes y conocidos por todas es la pérdida del gusto o del olfato. Además, en muchos de los casos, hay pacientes que requieren intubación o al estar durante un amplio periodo de tiempo sedado supone problemas para deglutir e incluso para hablar. Además, el gusto y el olfato permitiría salvar la vida de los mas mayores, como por ejemplo a la hora de saber si un alimento está malo o detectar una fuga de gas.

María del Ángel Albaladejo, Logopeda del Centro DomusVi de Valdemoro, explica que la anosmia (falta de olfato) y ageusia (falta de gusto) están muy asociados: “En muchas ocasiones no solo se pierde el olfato sino también el gusto, pero están muy asociados. Una vez que se realiza la rehabilitación del olfato, normalmente se recupera el gusto de manera natural ya que están muy relacionados”. Para ir recuperando estos olores, María del Ángel Albadalejo explica que: “Nosotros lo que hacemos es que vamos entrenando y volviendo a grabar los olores, en principio los cotidianos, es decir, olores que son necesarios para el uso de la vida diaria y olores que son propios de la persona”.

Recuperación de la movilidad

Por último, también se trata el aspecto físico de la persona a través de los terapeutas ocupacionales y la fisioterapeuta del centro. Los terapeutas ocupacionales se encargan de ayudar al paciente a volver a realizar actividades de la vida diaria, tales como ducharse o comer. En estos casos, imitan las situaciones como puede ser pasarse la esponja por el cuerpo o a través de un juego de pinzas volver a recuperar la fuerza en los dedos para poder coger bien los utensilios a la hora de comer.

Uno de los ejemplos de superación, es el caso de Isabel Jiménez López que acudió al Centro DomusVi para rehabilitarse de sus secuelas COVID. Ella nos comenta cómo ha evolucionado en los tres meses que lleva rehabilitándose: “Aquí llegué muy mal, ya ves como ando ahora, pues no. Llegué en una silla de ruedas y yo siempre he sido una persona independiente y me costaba un montón. Aquí me han ayudado mucho, incluso psicológicamente. He encontrado un ambiente abierto sin tratarme como una persona enferma”.

Mari Carmen García, Fisioterapeuta del Centro DomusVi Valdemoro, explica que el objetivo principal era “sacarla adelante. Pero primero tenía que sacar fuerza y ganar movilidad que la tenía muy limitada”. Mari Carmen explica que hacen los ejercicios de forma individual con cada paciente, como es el caso de Isabel, trabajando desde miembros inferiores o reducación postural hasta ejercicios activos y en camilla. Además, la fisioterapeuta del centro indica que: “Hemos aprovechado tanto el programa de COVID, de forma individual hacia ella, como también otros ejercicios que hacemos en común con otros residentes con ese objetivo de socializar de tener contacto con los demás, junto con la psicóloga esa orientación al entorno que también ella lo había perdido”.