La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a Manuel M. A. a veinticinco años y cinco meses de cárcel por el asesinato de su ex pareja, Daría, a quien descuartizó y cuyo cuerpo ocultó durante más de un año en un arcón congelador que tenía en su cuarto de un piso alquilado en Alcalá de Henares.
El acusado es señalado como autor responsable de los delitos de asesinato con la agravante de género, y profanación de cadáver. Manuel intentó alegar legítima defensa durante el juicio, asegurando que jamás quiso hacer daño a la joven. "Yo nunca quise quitarle la vida, yo la quise. La amé. Nadie pertenece a nadie y yo ni consciente ni inconscientemente le haría daño a un ser humano, y menos una mujer", manifestó.
La víctima tenía 20 años. Trabajaba como camarera en una cafetería de Madrid. Fue adoptada cuando tenía 9 años con sus hermanas pero en el momento del crimen estaba distanciada de su familia debido a su relación.
Los hechos se remontan a 2017. Tras unos meses sin saber nada de la chica, su madre denunció la desaparición. La investigación siguió adelante a pesar de los intentos del acusado de esconder el asesinato, suplantando a la víctima en redes sociales para hacer creer que se había ido por su cuenta.
Se enfrenta a dos delitos de estafa por utilizar la tarjeta de la joven tras asesinarla
La condena recoge en la sentencia la extrema violencia con la que Manuel asesinó a Daría: Manuel asesinó a la joven mordiéndola y golpeándola al principio de forma reiterada, llegando a romperle la mandíbula. Además de clavarle un cuchillo de casi treinta centímetros en la espalda. Esta herida fue mortal, ya que le atravesó el pulmón y el corazón.
Posteriormente, descuartizó el cuerpo y lo escondió en un arcón frigorífico del cuarto que tenía arrendado, convirtiendo lo que sería un asesinato con alevosía en un homicidio.
Manuel también tiene que afrontar dos delitos de estafa, uno consumado y otro en grado de tentativa, ya que después de matar a su compañera sentimental en las circunstancias conocidas, compró un paquete de tabaco con la tarjeta de crédito de la muerta e intentó, haciéndose pasar por ella, pero sin éxito, que le ingresaran un abono por importe de 90 euros.