El pasado 18 de septiembre se celebraba en el barrio de Chueca, una manifestación de grupos de ultraderecha que clamaban consignas como "fuera sidosos de nuestros barrios" y mostraban banderas con simbología nazi. Una manifestación por la que, de momento, nadie ha asumido responsabilidades, más allá de multar a los organizadores por "mentir" acerca de los motivos por los que se había organizado dicha marcha.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid culpaba directamente a la Delegación del Gobierno en la capital por haberla autorizado, sin embargo, su responsable, Mercedes González, asegura que hizo "lo que tenía que hacer" y, aunque se siente "responsable" de lo sucedido, no cree ser "culpable".
"Me siento responsable pero no culpable. Las delegaciones del Gobierno no autorizamos manifestaciones. Tomamos conocimiento de la intención de un colectivo para realizar una expresión de su derecho de manifestación. Los recorridos se cambian cuando coinciden con una determinada actividad o cuando se puede alterar el orden público. No teníamos datos de que eso pudiera convertirse en lo que se convirtió. En menos de 48 horas, iniciamos un expediente sancionador contra los dos organizadores y se sancionó a seis personas que fueron con la intención de alterar el orden público y portaban elementos peligrosos", afirma González en una entrevista con El Mundo, en la que asegura que la manifestación no se podía prohibir porque "en España hay un derecho consolidado".
No sabía que eso iba a suceder. Siento en el alma que se haya producido en un barrio donde se ha dado una gran acogida al colectivo LGTBI.
"La única posibilidad por la que se puede prohibir una manifestación es por problemas de orden público. Se sabía que era una asociación de una ideología determinada, pero no podía prohibirla por eso. En este país hay un derecho consolidado, el derecho de manifestación y no se puede restringir porque esperes que va a haber algo. Esta asociación había solicitado cuatro manifestaciones en las que no se había producido ningún incidente. Era una marcha contra la agenda 2030".
"Después de ver lo que pasó, evidentemente se debía haber evitado, pero teníamos el informe favorable del Ayuntamiento, las pancartas eran de la agenda 2030 y el mitin que dio el presidente de España 2000 fue sobre el nuevo orden mundial. He pedido perdón. No sabía que eso iba a suceder. Siento en el alma que se haya producido en un barrio donde se ha dado una gran acogida al colectivo LGTBI", se lamenta la Delegada del Gobierno que esta semana afronta su primera reunión con la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, desde que asumió el cargo en marzo.